Resumen hecho por SCTJM tomado de los Volúmenes del Diario de Santa
Verónica y del libro María en la Experiencia Mística de Santa Verónica
Giuliani del
Padre Rafael M. Pericas.
En la vida de Santa
Verónica podemos ver la obra de amor que los Dos Corazones realizaron en ella.
Sus experiencias, llenas de ardiente entrega hacia ambos Corazones, y la
correspondencia de ellos, dándole gracias extraordinarias que la llevan a
entregar todo por el Esposo, pero ayudada por la fiel custodia de la Virgen
María.
Podemos decir que ella
vivió la Pasión del Señor pero siempre acompañada y guiada por la Virgen María.
Es una santa que recoge
experiencias místicas de grado muy alto y además, sus experiencias unen de una
manera extraordinaria la espiritualidad Mariana y la espiritualidad Cristo
céntrica, y es la unión de estas dos espiritualidades, las que desean llevar al
hombre a su plenitud. Santa Verónica fue llevada a las alturas guiada por Jesús
y por la Virgen María.
En su vida mística
encontramos lo que ella llama Lazo indisoluble de los Tres Corazones. Su
corazón fue unido místicamente al Corazón de Jesús y de María. Narra su
participación tanto de la Pasión de Jesús como del sufrimiento y lágrimas de la
Virgen María.
MARÍA SE
OFRECE DEL TODO A JESÚS
EN NOMBRE DE LA SANTA
7 de abril, 1697 = Volumen
I, 905
"Hablándome de esa
manera, me crecía el deseo ardiente y de corazón me ofrecía del todo a El. Sin
embargo por el conocimiento propio que tenía, veía que no le podía dar nada. Me
he dirigido a la Santísima Virgen y le he dicho fuese Ella quien ofreciese algún
donativo a su Hijo en mi lugar. Así pues, en representación de mi persona, se
ha ofrecido toda Ella. Le ha dado todos sus sentimientos unidos a los míos; le
ha dado sus potencias, su corazón y todos sus méritos, todas sus buenas obras y
sus virtudes, en unión de los méritos santísimos del mismo Señor y de todo
cuánto ha padecido y obrado, en todo el decurso de su vida. Mientras la
Santísima Virgen hacía todo esto, me parecía que al mismo tiempo me iba
adornando con una bellísima vestidura, cubierta de oro y piedras preciosas, que
querían significar las santas virtudes de la Virgen. Y el Señor dijo a la
Santísima Virgen que aceptaba esto como señal de que yo quería ser verdadera
esposa suya"
EL CORAZÓN
DE VERÓNICA
SOBRE EL CORAZÓN DE MARÍA
7 de abril, 1697 = Volumen I,
905-6
El le dijo: "Si es mío,
lo pondré donde debe estar". Y diciendo así, lo puso en la llaga de su costado,
me hizo ver su corazón muy resplandeciente y puso el mío sobre su mismo corazón.
Entonces mi corazón quedó del todo encendido, como una llama de fuego. El Señor
volvió a tomarlo en su mano, lo miraba fijamente y lo estrechaba fuertemente. Yo
veía dicho corazón todo fuego, con las cinco llagas y traspasado de parte a
parte. El Señor lo dio a su Santísima Madre y lo puso justo sobre su corazón de
Ella. Ella lo tomó con su mano y lo donó a su Hijo con su propio corazón, y con
el de su mismo Hijo. El Señor lo volvió a meter en mi pecho; pero parecía que me
metía un incendio. Sentía como si me abrasara"
MARÍA
INTRODUCE A LA SANTA
EN EL COSTADO DE CRISTO
7 de marzo, 1698 =
Volumen II, 369
"Aquí me ha hecho
comprender que todavía no he empezado a sufrir, en relación a lo que me espera.
En este momento me ha dicho: "Espera en mí"; y me ha mostrado su Costado
diciéndome: "Aquí debes hacer tu morada". Yo, dirigida a la Virgen, le
rogaba que quisiese ofrecer su Corazón por mí; y que quisiese introducirme en el
Costado de Jesús. Ella en un instante me ha hecho ver que ya había recibido la
gracia; y allí dentro estaba con muchas otras almas"
MARÍA Y
JESÚS LA CONFIRMAN
EN EL CAMINO DEL SUFRIMIENTO
15 de agosto, 1699 =
Volumen II, 510-1
"Esta noche, después de
un largo combate, he tenido un poco de recogimiento en la oración. Entonces he
tenido la visión de la Virgen con el Señor Glorioso y muchos santos y santas.
Ambos me han dicho que venían para confirmarse en el padecer. En esto me ha dado
a entender el Señor que quería darme una gracia. Hablando de esta manera, me ha
entregado a la Virgen. Ella me ha peguntado que quería. Le he pedido, como
gracia, la pureza de intención, la humildad y la resignación a la voluntad
divina. Me pareció que Ella me lo concedía todo y me dijo que me preparase para
recibir nuevas gracias.
De repente desapareció.
Cuando volví en mi, sentía gran contento de padecer, y al mismo tiempo se me
encendía el corazón; aunque el sentido, sintiese al vivo el estar crucificada
externa e internamente con los acostumbrados trabajos, yo no podía decir más
que: "Señor, si es vuestro querer, añadidme más penas".
Por la mañana en la
comunión, me ha parecido que en seguida me ha venido el recogimiento con la
visión de la Virgen y de Jesús Niño. Ella y El me confirmaron en el camino del
sufrimiento. El Señor me hizo entender que todo el tiempo de mi vida lo tendría
que pasar con sufrimiento; y de nuevo me daba la gracia de confirmarme
crucificada con El. Aquí tuve también comunicaciones y aprendí la preciosidad de
la cruz y de las penas. El Señor me dijo: "Seme fiel en el porvenir. Corresponde
a mi amor. Yo te amo y seré siempre tuyo. Afiánzate en mi querer, ten verdadera
fe y esperanza en mi".
CRISTO
ESTAMPA EN EL CORAZÓN DE VERÓNICA
LOS NOMBRES DE JESÚS Y DE MARÍA
25 de
marzo, 1702 = Volumen III, 1036
"En un instante el
Señor me quitó el corazón. Me pareció verlo, en la mano de la Santísima Virgen,
y Ella lo lavaba y limpiaba, con la sangre que salía del Costado de Jesús. Lo vi
repentinamente tan reluciente y purificado, como, si fuese cristal purísimo.
Jesús tenía en la mano algo como un pincel, lo mojaba en su costado, y luego con
el mismo escribía caracteres en el corazón que tenía la Santísima Virgen en la
mano. Me pareció que Jesús había impreso en él con caracteres de su sangre estos
dos nombres: Jesús y María, y así sellado lo ponía de nuevo en su sitio.
En aquel momento me
pareció sentir una cosa nueva en mí y no pude entenderla en absoluto por el
exceso de amor que sentía. Mi alma se unió tan estrechamente con Dios..., y los
dos nombres que había escrito en mí propio corazón, me parecían una atadura
indisoluble con la que tenía atada mi alma. No puedo describir con la pluma lo
que tuve en aquel momento y el deseo inmenso de Dios con que quedé. Estaban
estos caracteres, como voz viva ante la presencia de Dios y El me daba a
entender cómo debo encaminarme por el camino de los sufrimientos y cómo debo
portarme cuando me hace participar de los dolores y penas de su santísima
pasión. En este tiempo me parece que Dios infundía en mi corazón su amor, de un
modo especial; y me dejó un vivo recuerdo de Jesús y María"
VERÓNICA
DE JESÚS Y DE MARÍA
17 de mayo, 1703 = Volumen III, 134
"Vuelvo de nuevo a la
narración de la visión. Me pareció que Jesús levantaba la mano que tenía apoyada
sobre su corazón; vi entonces abierta la llaga de su costado; y me pareció ver
en su corazón con letras de oro esas precisas palabras: "Verónica de Jesús
y de María". De pronto, se cubrió de nuevo con su mano; de su corazón
salía un resplandor tan grande que parecía al de muchos soles. Aquí no puedo
explicar lo que en aquel momento gustó mi alma, no hay manera de encontrar
palabra que le cuadre. ¡Todo sea a gloria de Dios! En este día tuve tres veces
la misma visión, de la misma manera, y cada vez que volvía en mí, Dios me daba
especial dolor de mis pecados. ¡Todo sea a gloria de Dios!"
"ARREBATABAN MI CORAZÓN"
8 de septiembre, 1703 = Volumen III,
180
"La tercera vez, me ha
parecido que salía un gran resplandor del corazón de Jesús y del de María; se
unían uno con el otro y al mismo tiempo mí alma gustaba una unión con Dios de
tal manera que no hay modo de describirla. Estos corazones arrebataban hacia
Ellos mi corazón y llenaban mi alma de dulzura celestial. Sentía una
comunicación tan excelsa de Dios, y de sus divinos atributos... especialmente de
su inmensidad, divina piedad, misericordia infinita, caridad inmensa, bondad
suma, amor incomprensible, y cosas semejantes... que no puedo narrarlas, ni hay
manera de poder discurrir sobre ellas. Cuanto más se dice de Dios y de su
grandeza, menos se dice. Por más que hayan dicho todas las criaturas unidas y
los Santos, nadie ha dicho nunca nada. Yo no tengo manera, ni encuentro modo de
poder narrar nada de cuanto he entendido en esto. Sólo seguiré narrando lo que
me ha ocurrido en esta visión.
Me parecía que aquel
resplandor que salía de los corazones de Jesús y de María, venía hacia mi
corazón, y que quedase como preso o atado por ambos corazones, sintiendo un
júbilo de Paraíso. De lo que he experimentado en aquel momento, no puedo decir
nada; sólo me parece sentir desde aquel momento, hasta ahora, mi corazón y mi
alma han estado siempre con atención y aplicación en Dios; y que me es más fácil
el ejercicio de la presencia divina. Me parece sentir todavía atado mi corazón
con el de Jesús y el de la Santísima Virgen; y esto hace que esté muy contenta y
que sienta, a veces, tal ímpetu de amor a Dios, que parezca como alocada"
CONSTITUIDA HIJA DE MARÍA,
LOS TRES CORAZONES, UNO
26 de
junio, 1705 = Volumen 269-70
"Después un rapto con
la visión de Jesús y de la Santísima Virgen con muchos santos. Yo entendía, por
vía de comunicación, que Dios me asignaba de un modo especial a todos aquellos
santos por abogados míos, y a la Santísima Virgen, por madre mía, y que me había
constituido hija de la. Santísima Virgen. En un instante he entendido por vía de
comunicación, que la Santísima Virgen me aceptaba como hija suya y parecía que
se ofrecía a sí misma a Dios por mi, que ofrecía asimismo su corazón a Dios por
mí"
EFECTOS
MARAVILLOSOS DE LA UNIÓN
DE LOS CORAZONES
29-30 de junio, 1705 =
Volumen III, 271-2
"Estos días (29 y 30)
los he pasado con muchas penas, y en mi corazón ha habido algo nuevo, un no sé
qué, semejante al que tuve el 26 del corriente. Mientras sentía que me ataban el
corazón aquellos lazos de amor de los dos corazones, es decir, de los de Jesús
Crucificado y de la Santísima Virgen, me pareció que todo esto me hacía salir de
mí, y me despojase de todo.
Se renovó en mí el modo
que tiene Dios, que es sin modo, y me pareció entender que Dios quiere
absolutamente que yo le ame y sea toda suya. El se amaba por mí y, al mismo
tiempo entendía un poco de este amor, pero no es posible discurrir sobre él.
¡Queda el alma toda absorta en Dios!... siente tiernos abrazos del mismo Dios y
en el obrar y cooperar que hace Dios, ella obra y coopera siguiendo
sencillamente la pura voluntad de Dios. En todo aquello que contenta al alma es
necesario que al mismo tiempo ponga todo su contento en sólo Dios; al devolver a
Dios este contento, viene a depender de El y a hacer su voluntad; y Dios, por su
caridad, en un instante le acumula gracias sobre gracias, dones a dones, y se
complace tanto que parece que mande un diluvio de gracias sobre el alma; en
particular, la de darle el conocimiento y la contrición. Laus Deo.
DE NUEVO
LOS TRES CORAZONES
2 de julio, 1705 = Volumen III, 275-77
"Me ha venido un ímpetu
de amor y he quedado fuera de sentidos. Entonces he tenido una visión de Jesús y
de la Santísima Virgen, y me parecía que de sus corazones salían aquellos rayos;
que Jesús y María, con sus Corazones ataban el mío, y le hacían participar un no
sé qué, como de Dios. Lo digo así por decirlo de algún modo, porque no hay
manera de contar el hecho que he experimentado en aquel instante. Mi alma gozaba
un no sé qué superior a todo lo que ha gozado nunca, y tenía comunicaciones
íntimas de las que no se pueden contar con palabras. Me pareció que ambos
corazones, es decir, el de Jesús y el de María, quisieran para si mi corazón. De
repente me ha parecido verlo en medio de estos corazones, y en un instante, como
de vuelo, volver a mi; y yo he vuelto en mi.
Me ha parecido que los
tres corazones se han unido como si fuesen uno solo; pero los veía ahora
separados, ahora unidos. En este hecho mi alma ha gustado algo superior a lo
primero, cuanto he dicho, de aquella participación divina. Aquí sí que no es
posible contar nada.
En un instante me he
sentido toda en Dios, y Dios en mí, de un modo que no hay manera de decirlo. Los
Corazones de Jesús y de María infundían en mí alma una plenitud de gracias; y me
parecía que la instruían, de un modo muy cuidadoso, en toda clase de virtudes;
pero al mismo tiempo, le comunicaban el divino amor, y el amor divino obraba
cosas que no hay manera de entenderlas con la inteligencia humana"
PARTICIPA
DEL DOLOR Y DE LAS LÁGRIMAS QUE PADECIÓ MARÍA AL PIE DE LA CRUZ
2 de julio,
1705 = Volumen III, 278
"El Padre Confesor me
ha impuesto por obediencia, que recogiera mi mente en Dios; que rogara a la
Santísima Virgen que me hiciera participar un poco de aquellos dolores y
lágrimas que tuvo Ella al pie de la cruz; y que esta pena debía servirme de
penitencia por mis pecados. En seguida que me puse a obedecer tuve un breve
rapto, en el cual me pareció entender que no sólo me darían la gracia Dios y la
Santísima Virgen, sino que además, participaría al mismo tiempo del dolor de
María y del Corazón de Jesús; porque ambos Corazones se participaron mutuamente
sus dolores; y los Dos me lo harían participar a mi corazón. Así fue. Tuve tal
pena y dolor que creía que me estallaba el corazón. Esto que he dicho, me ha
sucedido varias veces, cuando el Confesor me mandaba cosas semejantes"
EL CORAZÓN
HERIDO Y EL CORAZÓN AMOROSO
22 de julio, 1705 = Volumen III, 290
"Tuve otro rapto con la
misma visión. La Santísima Virgen tomó el corazón herido y lo puso en el costado
de Nuestro Señor; y me fue puesto el corazón amoroso en el sitio del corazón
herido, por Jesús y por la Santísima Virgen. En este acto mi alma experimentó
algo divino, no sé qué; pues no tengo manera de narrar lo que fue. Sólo que ella
(el alma) participó un poco de lo que el corazón herido participaba en el
costado amoroso de Jesús. El corazón de Jesús y el de María comunicaban grandes
cosas al corazón herido y él participaba de un Paraíso anticipado. Las
comunicaciones de estos Dos Corazones lo dejaban como beatificado, por decirlo
de algún modo; pero no puedo con palabras decir nada de lo que el corazón
gozaba. Y de este gozo participaba también el alma. Fue para mi una renovación
total de mi misma.
Vuelta en mí, no sabía
si estaba en el cielo o en la tierra. Estaba toda en Dios y sentía a Dios en mi,
que obraba, cooperaba y mandaba. Mi alma seguía esas operaciones y cooperaciones
de manera imposible de decir".
EL "SELLO"
DE MARÍA Y EL DE VERÓNICA
19 de noviembre, 1711 = Volumen 442, 3, 4
María le dice: "Mira
un poco aquí, y le señalaba su corazón". "Me ha parecido que en aquel punto
mi alma quedaba un poco aliviada. Pensaba que estaba viendo una fuente de
gracias; pero en el mismo corazón había también un espejo semejante a aquel que
vi en el corazón de Jesús. ¡Dios mío! ¡Qué temblor! ¡Verme a mí misma, tan
ingrata! Todos los medios, las ayudas, las gracias y los favores que me ha dado
María Santísima, todos los había sepultado bajo mis pies."
Vuelvo a la narración.
En un momento, me ha parecido que aquel espejo volvía a ser de nuevo como un
sello donde estaba escrito: "fuente de gracias" y he visto esculpidas en el
Corazón de María Santísima 7 espadas.
Mi alma se ha humillado
y ha vuelto de muerte a vida. María no tenía ya aquel aspecto terrible, sino que
con rostro amoroso, me ha llamado su hija. ¡Dios mío! Aquí si que sería
necesaria la misma Virgen Santísima, para decir y declarar todo lo que ha
experimentado mi alma; yo, no tengo manera de decir ni una palabra. Sin embargo,
para obedecer, diré algo.
Me ha parecido que en
aquel momento el sello que estaba en el corazón de María, ha venido hacia mi y
ha tocado el sello que tengo en mi corazón. En el mismísimo punto, María
Santísima, me ha quitado el mío, lo ha unido al suyo... parecían uno solo.
En un momento, María
Santísima y todos aquellos santos han venido en mi ayuda; mi querida Mamá me ha
presentado a su Hijo Santísimo y al mismo tiempo le ha presentado aquellos dos
sellos que tenía en su corazón, es decir, el suyo y el que había sacado del mío.
Este sello pedía gracias y gracias"
MARÍA
OFRECE A JESÚS, TODOS SUS MÉRITOS, OBRAS Y VIRTUDES, EN FAVOR DE VERÓNICA
21
de noviembre, 1711 = Volumen III, 448
"En un momento me
pareció volver de muerte a vida. Viendo cambiarse poco a poco aquellos divinos
rostros y mostrarse piadosos y benignos, mi alma quedó al mismo tiempo toda
purificada y hermosa. Los Santos llenos de júbilo hacen fiesta y corona a la
Gran Madre de Dios, la cual, llena de piedad pone mi alma ante su Hijo
Santísimo; y me pareció entender, por vía de comunicación, que en aquel momento
María Santísima ofrecía a su Hijo todos sus méritos, todas sus obras, todas sus
virtudes, todo, a favor de mi alma.
Y en aquel punto veo
que Jesús también se da a Si mismo, todos sus méritos infinitos, su preciosa
sangre, toda su pasión, a favor de mi alma; la cual, al mismo tiempo, participa
de todos los frutos de todo esto."
EL CORAZÓN
DE VERÓNICA Y LOS TRES SELLOS
6 de diciembre, 1711 = 111 467
"Esta tarde, cuando
María Santísima me ha quitado el corazón, lo he visto de diferente manera que
las veces pasadas.
¡Dios mío! Mi querida
Mamá lo ha tomado, inmediatamente lo ha dado en mano a su Hijo Santísimo, y me
ha hecho comprender un no sé qué. Ha sido que en aquel punto ha dado un toque a
aquel dardo, y en seguida mi alma ha participado un poco del amor divino.
María Santísima tenía
mi corazón en su mano, y cada vez que dirigía su mirada hacia él, se conmovían
todos los instrumentos. Me ha parecido que el sello que es en el corazón de
María, se unía con el que tiene mi corazón, que el del Corazón de Jesús, como de
vuelo, se unía con el de María; y que los tres juntos hacían corona a mí
corazón. María Santísima, antes de volvérmelo a poner en su sitio, ha puesto
primero el suyo en su Corazón, y luego lo ha puesto a donde ahora está, es
decir, bajo las espadas de sus dolores. Este sello es auténtica de los tesoros
divinos por eso lleva esculpidos las palabras: "Fuente de gracias".
¡Dios mío! ¡Cuántas
gracias y cuántos dones recibe mi alma, por esos dolores de María! Ella parece
estar enamorada de mi alma, y si le es fiel, le enseña la manera de serlo más, y
no pasa momento sin darle instrucciones y enseñanzas sobre las virtudes. No
hallo modo de contar todo lo que María Santísima hace con mi alma"
COMO ESTÁN
COLOCADOS LOS INSTRUMENTOS DE LA PASIÓN EN EL CORAZÓN DE LA SANTA
14 de
diciembre, 1711 = Volumen III, 477
"Dios me ha hecho ver
mi corazón, y María Santísima me enseñó uno por uno los instrumentos. La cruz
está enfrente de los dolores de María; del lado donde está la cruz, están los
flagelos, los martillos y las tenazas; del lado de los dolores, está la columna,
los clavos y las espinas. Se terminaba esta operación de manera dolorosa; he
entendido que se había completado del todo; en aquel punto se ha cerrado el
corazón, y María Santísima lo ha puesto en su sitio. En un momento, me ha
concedido como gracia, el dolor de todos mis pecados; y mientras sentía este
dolor, se han renovado todos los dolores del corazón, que, como voces han
agradecido al Sumo Bien por tan grande bien como hace en mi alma"
FUSIÓN DE
AMOR
O DESPOSORIO ESPIRITUAL CON MARÍA
18 de diciembre, 1711 = Volumen
III, 483
"En el día de hoy ha
tenido lugar la Confesión y la Comunión, en las cuales he recibido las gracias
especiales del conocimiento, de mi misma, el aborrecimiento a todo y el
desprendimiento de todo lo creado. Sólo Dios queda en mi corazón y éste no es
mío sino que se llama el corazón de Jesús y de María, y lo tengo en mí como
prestado".
MARÍA
EMBELLECE LOS INSTRUMENTOS
DE LA PASIÓN CON LA SANGRE DE CRISTO
Y CON
SUS LÁGRIMAS
6 de enero, 1712 = Volumen III, 502-3
"Esta mañana,
inmediatamente después de comulgar, he tenido el recogimiento con la visión de
Jesús y de María, que me ha sacado el corazón y me ha hecho ver los
instrumentos...
Luego me ha parecido
que uno de los ángeles presentaba a María dos cálices de oro, en uno de los
cuales estaba la sangre de Jesús, y en el otro, las lágrimas de María Santísima
La Santísima Virgen, ponía mi corazón en las manos de su Hijo; y Ella tomando
aquel dardo que está en el corazón lo metía en estos cálices; con él iba tocando
como con un pincelito, todos los instrumentos, que quedaron de color rojo con
aquella sangre preciosa, y encima, con las lágrimas de María, como esmaltados.
En este punto Ella volvió a meter el dardo en el corazón; y al moverlo, el
corazón participó un no sé qué del divino amor y al mismo tiempo mi alma tuvo
también en ella misma, todo lo que tenía el corazón. Esto fue mediante el amor.
Este hecho no tengo manera de declararlo.
María, dirigiéndose a
mi, me dio a entender que me devolvía el corazón sólo para que padeciese y
continuase esta vida divina en sufrimiento sobre sufrimientos; y entre ambos
volvieron a poner el corazón en su lugar.
Volví en mi, me pareció
sentir un corazón nuevo, tenía ansias de amar a Dios, y todo esto era el mismo
amor. Durante el día tuve varias veces el incendio, pero es imposible decirlo.
Cuando experimento todo esto, entiendo que para hablar de obras de amor se
necesitaría el mismo Amor. Yo quedo atónita y sin palabras, siento en mi los
efectos del amor al sentirme cambiada de una en otra, pero no se decir en qué
consiste. ¡Sea todo a gloria de Dios!"
Marzo 1712
= Volumen III, 539
"Me parece que en el
curso de esta cuaresma cada día ha habido cosas especiales. Entre otras gracias
que ya he reseñado, hay una superior a todas, y es que María Santísima ha
renovado del todo mi corazón. Ella quitó uno a uno todos los instrumentos; los
devolvió todos y, luego en un recogimiento, me pareció que llamó a mis dos
ángeles custodios y, que teniendo en la mano un pincel, lo mojaba en el cáliz
donde está la sangre de Jesús y después en el otro donde están sus lágrimas, con
el mismo los iba tocando. Por aquella sangre y por aquellas lágrimas parecía que
los dichos instrumentos quedaban todos esmaltados; y antes de volver a meterlos
en la concavidad donde estaban, metía en ella un poco de la Santísima Sangre.
Hizo lo mismo con los signos de sus dolores. Todo esto ocurrió antes del Domingo
de Pasión.
En esta semana de
Pasión recibí cada día varias veces, gracias especiales de María Santísima Ella
con amor iba instruyendo mi alma en todas las virtudes; y me pareció que muchas
veces me dio el oficio de dispensadora de sus gracias"
RENOVACIÓN
DEL DESPOSORIO
DE LOS TRES CORAZONES
20-25 de febrero, 1712 = Volumen
III, 530
"El (confesor) me dijo:
"Aprended y decid a la Santísima Virgen que ahora renueve el desposorio de los
tres corazones, y luego meta el clavo en el corazón para que sea una voz
continua que os recuerde que habéis de obedecer.
Apenas dicho esto, me
encontré fuera de sentidos a los pies de María Santísima y Ella dijo en seguida:
"Hágase la obediencia". En un instante pareció que estos tres corazones, esto
es, el Corazón de Jesús, el Corazón de María y el mío, fueran, por la unión
amorosa que hacían, un solo corazón. Veía, en aquel momento que María Santísima
movía aquel dardo del corazón; en seguida mi alma sentía los efectos del divino
amor; y todo lo que gozaba mi corazón en la mano de María, lo participaba el
alma por vía de amor. ¡Dios mío! De esas comunicaciones amorosas no puedo decir
nada. Sólo que me sentía muy instruida en las santas virtudes, y me parecía que
mi alma se revistiera toda de virtudes, y conociera, que todo este bien lo
alcanzaba por la obediencia...
En este momento Ella
bendecía mi corazón, después lo ofrecía a Jesús, junto con aquellos cálices. Del
corazón de Jesús; era ofrecido al de María; y Ella me lo volvía a meter,
metiendo al mismo tiempo aquel clavo. A causa del dolor volví en mi del todo
renovada"
El
lazo indisoluble de los tres corazones (abril de 1712 1554).
Los lazos indisolubles de los tres corazones (8 abril 1712 = Volumen III,
561).
LOS
TESOROS DE LOS DOS CÁLICES
Marzo, 1712 = Volumen III, 537-8
"Entonces me hizo
conocer cierto estado de sufrimientos: esto es, participación de la Santísima
Pasión, trabajos de tentaciones y turbulencias del diablo; me prometía su
asistencia; me daba tiernos abrazos: me mostraba los sellos y tomando en sus
manos los cálices, me decía: "Estos tesoros están en tus manes, ofréceselos a mi
Hijo, y obtendrás todas las gracias". Luego me señalaba su Corazón y repetía:
"Ven a mi, ven a mi"; diciendo esto, me cogía de la mano y me ponía ante su Hijo
Santísimo diciéndole: "He ahí vuestra esposa, e hija mía". Jesús me confirmaba
como esposa, Ella como hija; y ambos parece que competían en comunicar a mi alma
favores y gracias. ¡Dios mío! En aquel memento me pareció experimentar cosas
especiales, lo mismo de unión que de cambio de vida"
LOS DOS
CÁLICES,
REFUGIO CONTRA LAS TENTACIONES
4 de abril, 1712 = Volumen III,
556
"Mi querida Mamá, María
Santísima, ha tomado en sus manos aquellos cálices, me los entregaba y me decía:
"Está tranquila, porque esta preciosa Sangre de mi Hijo es tu refugio, y estas
mis lágrimas ahí están para ti. Son tesoros de los cuales debes servirte contra
todo el poder del infierno".
RENOVACIÓN
DE LA CRUCIFIXIÓN
Y DE LOS DOLORES DE MARÍA
1 de abril, 1712 = Volumen
III, 554
"Esta noche he tenido
además la renovación de la crucifixión; al renovarse la herida del corazón, en
el momento preciso en que aquel rayo del costado de Jesús se colocó en él, otro
rayo ha salido del corazón de María y ha renovado en él todos sus dolores. Me
parece haber entendido, entonces, que cada noche hasta el cinco de este mes,
tendré siempre la gracia, tanto de la crucifixión, como de la participación de
los dolores de María".
DE
NUEVO:
LA UNIÓN INDISOLUBLE DE LOS TRES CORAZONES
1 de abril, 1712 =
Volumen III, 554-5
"En la santa comunión,
me parece que en un momento he tenido un rapto, en el cual tuve aquellas
acostumbradas comunicaciones de las cuales no puedo decir nada con palabras;
luego tuvo lugar la renovación del desposorio y del clavo; y al mismo tiempo
María Santísima me tomó el corazón, y al instante sentí la unión indisoluble de
los tres corazones. Los de Jesús y de María parecía que competían entre ellos
para atraerme mi corazón".
LOS TRES
CORAZONES, UNO, Y LOS SIETE DOLORES
11 de julio, 1712 = Volumen III, 583
"Esta noche he tenido
un nuevo ejercicio; y ahora para obedecer, lo diré todo. He sido presentada por
mis ángeles a María Santísima Ella me ha mandado que renovase mis protestas y
los santos votos; y en este momento ha venido hacia mi el sello que está en su
pecho, que parecía un lucidísimo espejo donde me veía a mi misma. ¡Dios mío!
¡Qué fea y abominable soy! Han venido mis ángeles y mientras ellos ofrecían
aquellos cálices, me ha parecido que en un momento cambiaba en otra. El sello ha
vuelto al Corazón de María, del cual salían 7 rayos resplandecientes que fueron
todos hacia Jesús, se han detenido en su costado y han hecho una sola cosa de
aquellos Dos Corazones. Habiendo sido invitado mi corazón por Jesús, María
Santísima me lo ha quitado, ha metido en su sitio el acostumbrado y teniéndolo
en la mano, lo ha purificado y hermoseado, con aquella sangre santísima y con
sus lágrimas. Luego del corazón de Jesús y del de María ha salido un rayo que,
yendo, hacia el corazón que María tenía en la mano, ha causado aquella unión,
por la cual los tres corazones parecen uno solo. En esto, aunque mi corazón no
estaba en mí, mi alma por medio de aquel dardo, participaba de todo aquello que
María Santísima obraba en el mismo corazón. En un momento Ella me ha devuelto el
corazón, he tenido la gracia del dolor y en aquel instante he vuelto en mi, y en
seguida ha vuelto el recogimiento.
La Santísima Virgen me
señalaba aquel sello del cual salían 7 rayos y he entendido, por vía de
comunicación, que significaban sus siete dolores los cuales se debían renovar en
mi, hoy por la noche y durante ocho días; y que éste será el ejercicio de esta
semana. En un momento mis ángeles me han presentado a María; de una manera que
no puedo explicar, se han renovado en mi todos sus dolores, uno por uno; y he
entendido que todo esto me será un gran bien, porque tendré alguna gracia de luz
y de contrición. Así ha sucedido".
JESÚS LA
DECLARA ESPOSA SUYA,
MARÍA, HIJA, Y QUIEREN CORRESPONDENCIA
17 de julio,
1712 = Volumen III, 585
"En este día ha habido
muchas gracias, y ahora diré las más particulares. Esta noche ha tenido lugar el
desposorio y, por gracia especial María Santísima me ha dado el anillo con
aquellos dolores. En el momento en que me ha puesto el anillo en el dedo, me ha
dado un cariñoso abrazo, y lo mismo ha hecho Jesús. Ella se ha declarado madre
mía, y yo hija suya. Jesús se ha vuelto hacia mi y como esposo fiel, me ha
pedido fidelidad. En este momento mi alma ha quedado herida por su amor y he
tenido un, rapto, en el cual Dios y el alma han quedado hechos una sola cosa,
todo por obra del amor. De esto no hablo, porque con palabras no puedo decir
nada. Sólo diré esto, que parecía que la Madre y el Hijo compitieran sobre cuál
de los dos podía agraciar más mi alma. La madre ha querido una señal de amor; en
este momento han hablado sus dolores; y en aquel instante el sello del pecho de
María ha venido aquí, a mi corazón. También Jesús vuelto hacia mi, me pedía una
señal de afecto, de amor y de fidelidad; entonces han hablado todos los
instrumentos de la pasión y el sello que está en el Corazón de Jesús, ha venido
hacia mi y se ha unido con el de María; y yo comprendí que ambos se unían al que
está en mi corazón, de modo que éste sin salir de mi corazón, estaba del todo,
atento a cuanto hacían los otros dos. Estos eran como voces que incitaban el
alma a amar al Sumo Bien; y el que estaba en mi, me parecía que era como un eco
que, con voz íntima, despertaba el alma que se encontraba confusa entre tantas
gracias y, sin fatigarse, sentía que se cambiaba del todo. Parecía que la obra
de amor que ella sentía, le quitase todo impedimento y que se sintiese atraída
hacia la unión con el Sumo Bien. En efecto, aquellos dos sellos que estaban
colocados en el corazón, tenían eficacia para hacer partícipe a mi alma en un
instante de todo tesoro y gracia".
MARÍA LAVA
PRIMERO EL CORAZÓN DE VERÓNICA, LUEGO SE UNEN LOS TRES CORAZONES
15 de
agosto, 1712 = Volumen III, 599
"De repente, me fue
tomado el corazón, como otras veces; pero en ésta tuvo lugar además el lavado
con aquella preciosa sangre; y fue después rociado con aquellas lágrimas
santísimas. Parecía que todos los santos quedaran admirados de tan gran don; y
mi corazón, por mano de mis ángeles, fue entregado a María que lo dio a su
querido Hijo. Después, por medio de María Santísima se unió al Corazón de Jesús,
el de María se unió con los Dos; y de tres se hizo un solo corazón".
LAVÁNDOLO
CON SUS LÁGRIMAS,
MARÍA FORTALECE EL CORAZÓN DE VERÓNICA
2 de octubre,
1712 = Volumen III, 617-8
"Ella quería sacarme el
corazón y me dijo: "Quiero que pidas la bendición y la obediencia al Padre". En
un instante, me pareció hacerlo todo. Obtuve la obediencia, me vino en seguida
el recogimiento; y María Santísima me sacó el corazón, lo lavó con sus lágrimas,
y después me lo metió de nuevo. Comprendí que hizo esto para fortalecerlo, para
que tuviese fuerza para estas grandes penas".
DESPOSORIO
DE LOS TRES CORAZONES Y RENOVACIÓN DE LOS DOLORES
22 de octubre, 1712 =
Volumen III, 630
"Esta noche ha habido
el ejercicio del desposorio de aquellos; tres corazones, como me mandó el
confesor, al marcharse ayer por la tarde. Entre las 9 y las 10, ocurrió el
recogimiento en el cual María Santísima me sacó el corazón que, por manos de mis
ángeles, fue presentado al Corazón de María y al de Jesús. El uno y el otro se
unieron a la vez y, después, María Santísima tomó aquel corazón que había puesto
en mi, en lugar del mío, y repuso en mi, mi corazón, que fue seguido de dos
rayos que salían del Corazón de Jesús y del de Ella. Parecía que estos rayos,
penetrasen dentro y uno y otro, obrasen en mi. El de María renovaba los dolores,
el de Jesús renovaba la herida del corazón y movía todos los Instrumentos de la
Pasión. Al final, por mano de María tuve de nuevo, aquel clavo que es la llave
de la obediencia y fui confirmada en ella".
JESÚS LE
GRABA SU NOMBRE EN EL CORAZÓN
4 de enero, 1714 = Volumen III, 740
"Tuve el recogimiento,
con la visión de Nuestro Señor, de la Santísima Virgen y de muchos santos. Me
parece que mi ángel Custodio me condujo delante de Jesús y de la Santísima
Virgen; que ambos me tomaron en medio; del Corazón de Jesús salió un rayo
resplandeciente que se dirigía a mi corazón; y que la Santísima Virgen con sus
manos mostraba a su Hijo la llaga que tengo en mi corazón. En un momento, se
abrió esta llaga de modo que se veía todo el corazón; el Niño Jesús con uno de
sus dedos, la marcó por encima, como si hubiese escrito su Santísimo Nombre; su
dedo parecía ser un afilado cortaplumas, con el que se formaban las letras del
Santísimo Nombre de Jesús. En esto me pareció que él con un dedo, se tocaba su
corazón, que aparecía con llaga sanguinolenta, y que con su misma sangre mojaba
las letras que había hecho en mi corazón. Comprendí entonces, por vía de
comunicación, que este Santísimo Nombre me ayudará en todos los sufrimientos y,
especialmente, para combatir todas las insidias del demonio; porque en adelante,
seré combatida con toda clase de tentaciones. Después de esto, Dios me confirmó
mis dos oficios: la conversión de los pecadores, y la liberación de las almas
del Purgatorio...
Quedé toda la noche con
un dolor tan grande en el corazón, que pensaba morirme, y también sentía en él
una cruz; porque me parecía que Jesús, después de haber marcado su Santísimo
Nombre, me puso también en él una cruz que todavía la siento y me da gran dolor.
Lo mismo éstas que
todas las demás penas, yo deseo que sean en penitencia de mis pecados".
MARÍA LE
DA A BEBER
UN SORBO DE LA SANGRE Y DE LAS LÁGRIMAS
16 de febrero, 1714 =
Volumen III, 753
"Hubo esta novedad que,
después de recibida la Sagrada Hostia, María Santísima Llamó a si aquellos
ángeles, tomó los dos cálices, y me dio a gustar un sorbo de sangre y de
lágrimas. ¡Sea todo a gloria de Dios! Me mandó luego que, a lo largo de todo
este tiempo, dé yo el consentimiento a toda pena, especialmente a la de la
lengua; y que por eso me había hecho gustar tan preso licor.
Ayer por la noche tuvo
lugar la renovación con alguna peculiaridad: es decir, como la tuve la primera
vez; y ayer por la mañana en la Comunión tuve las tres gracias de renovación del
desposorio, de la uniformidad y unión los tres corazones y de gustar la sangre
preciosa que costado de Jesús".
RENOVACIÓN
DE LOS 7 DOLORES DE MARÍA
23 de marzo, 1714 = Volumen III, 762-3
"María Santísima me
prometió un nuevo modo de penar. Sería esto que, durante siete días, pondría uno
de sus dolores en la herida de mi corazón; y que cada uno de esos dolores
partiría del corazón de María para venir a mi corazón; que será un milagro si no
muero de puro sufrimiento; que el mando de la santa Obediencia me mantendrá en
vida, para empezar aquella vida entre padecimientos en sufrimientos; y que estos
dolores serán mi voz para pedir todas las gracias que quiere la santa
obediencia".
EN LA
PIEDRA PRECIOSA DEL ANILLO,
TRES CORAZONES
25 de diciembre, 1715 =
Volumen III, 975
"Después (el Niño
Jesús) volvió a los brazos de María Santísima, de nuevo tomó el corazón herido
en la mano, lo hizo descansar sobre su corazón, y lo atrajo a Él en Él. Hecho
esto, lo hizo descansar sobre el Corazón de María Santísima; el Corazón de la
Santísima Virgen hizo lo mismo, y atrajo hacia si dicho corazón; y en un
instante lo vi en la mano de Jesús, atado con cadenas de oro; una salía del
Corazón de Jesús, y la otra del Corazón de María Santísima. Después tuvo lugar
el desposorio, con el anillo en el dedo, en el cual, en la piedra preciosa del
mismo, habían tres corazones que formaban un solo corazón; y la vista de estos
tres corazones significaba el Corazón de Jesús, el de María Santísima y el
corazón herido que, por la unión de amor, quedaba tan unido a los Dos Corazones,
y hacía con ellos uno solo. De todas estas gracias una no esperaba a la otra;
todas fueron renovadas en mi, para mi; y María Santísima se exhibía como madre
mía, Jesús como esposo, y me decían: "Pide gracias". Yo entonces pedí muchas,
según lo mandado por la santa Obediencia; y me parecía entender cuáles serian
concedidas y cuáles no. Todo me lo hacían ver bien claro. ¡Sea todo a gloria de
Dios!"
TRANSFORMACIÓN EN MARÍA,
O MATRIMONIO ESPIRITUAL
8 de mayo,
1718 = Volumen III, 1291-2
"Al hacer la adoración
a la Santísima Trinidad, mi alma fue confirmada como hija, esposa y discípula de
las Tres Divinas Personas; mientras, María Santísima me confirmó por hija suya,
y como Madre amorosa, me dio un tierno abrazo e hizo descansar mi cabeza sobre
su pecho. Entonces mi alma tuvo la gracia de la unión con el Corazón Santísimo
de María Virgen; y me pareció que quedé atada a Él, con aquel lazo indisoluble
que, tantas y tantas veces existe entre Dios y mi alma, y hoy ha sido entre la
hija y la madre. ¡Dios mío! Aquí quedo en silencio porque con palabras no puedo
decir nada. ¡Sea todo a gloria de Dios!"
TU CORAZÓN
NO ES TUYO, SINO MÍO Y DE M1 HIJO
7 de agosto, 1718 = Volumen IV, 8
"En ella (la comunión)
he entendido tres cosas. La primera que mañana por la mañana, tendré la gracia
de la unió de los tres corazones de un modo superior a las otras veces...
Jesús y María Santísima
contendían entre si sobre quién de los Dos podría atar y encadenar más el
corazón herido; y me parecía que tenían una cadena de oro, con la cual lo ataban
en medio de sus Corazones. En un instante, he visto que los tres corazones se
hacían uno solo; y María Santísima así atado, me lo ha devuelto y me ha dicho:
"Hija, ahora si que este corazón no es tuyo, sino mío y de mi Hijo." Aquí he
tenido aquellas comunicaciones íntimas; todo lo que había participado el
corazón, ahora el alma lo participaba también todo; y ha habido la renovación de
aquel lazo indisoluble entre Dios y el alma".
SU CORAZÓN
SE LLAMARÁ EN ADELANTE "DIVINO"
25 de diciembre, 1718 = Volumen IV, 52
"Todo lo que
experimentó y entendí en esta segunda Misa, no puedo decirlo con palabras. En
ella, me mostró María Santísima también mi corazón herido, del todo renovado y
divinizado en sus manos, y me dijo: "En adelante, se llamará corazón divino y no
corazón herido, aunque el divino amor lo tenga que herir de nuevo; esto sucederá
el primer día del año. Mientras tanto avisarás a mi Siervo, para que él te dé el
reglamento para prepararte...".
A la tercera Misa, tuve
raptos duplicados y en todos mi alma participó lo que participaba el corazón
herido en la mano de María Santísima y de Jesús Niño el cual me llamó y me dijo:
"Dime ¿de quién es este corazón?" Habiéndole yo contestado: "Es vuestro y de la
Mamá Santísima". El añadió: "Sí, es mío; y como señal de ello, le cambio el
nombre y confirmo lo que mi Madre Santísima ha dicho. Llámese en adelante,
corazón divino". Entonces, el corazón de Jesús, el Corazón de María Santísima y
mi corazón divino, se unieron en un instante, y de los tres se formó uno solo
que mandó un rayo a mi corazón amoroso que estaba en mi, y comunicó al alma todo
lo que participaba el corazón divino en el pecho de María Santísima y en el
corazón del mismo Niño Dios.
Aquí si que no puedo
explicar con palabras las comunicaciones que tuvo mi alma. Fue renovada y
estabilizada la unión de los tres corazones; fue renovado el lazo indisoluble
del alma con Dios; Dios quedó dueño absoluto de mi alma; y el querer de Dios
empezó a ser mi reglamento en todo el resto de mi vida: vida de obediencia, vida
divina y vida de perfección".
SU CORAZÓN
DEBE PURIFICARSE SIEMPRE Y UNIRSE MAS ÍNTIMAMENTE CON LOS DE JESÚS Y DE
MARÍA
21 de noviembre, 1719 = Volumen IV, 145
"Me ha venido también
el recogimiento con la visión de María Santísima y me he portado como de
costumbre. Ella me ha hecho hacer la adoración a la Santísima Trinidad; las tres
Divinas Personas han confirmado mi alma, como hija, esposa y discípula; he visto
detenerse en el Corazón de María Santísima tres rayos, que luego venían hacia mi
corazón; y he entendido tres cosas. La primera, que debía realizarse la unión de
los tres corazones; la segunda que mi corazón debía ir a la mano de María
Santísima; la tercera, que debía volver a mi, unido a los otros dos corazones.
Luego en un momento María Santísima ha llamado a aquellos ángeles, ha tomado
aquellos cálices, los ha derramado sobre mi, me ha puesto el corazón amoroso, y
teniendo, en mano el herido, se lo apretaba contra su pecho, como a cosa muy
querida.
He entendido, que por
tantas Confesiones, como he hecho, y luego por la gracia que Ella le había hecho
con el lavado de aquellos cálices, lo había dejado como Ella lo quería; en un
instante me lo, ha devuelto de nuevo..."
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