Vive una experiencia mística de iluminación de su conciencia, reviviendo todos
sus pecados y dándole un conocimiento profundo de su responsabilidad ante Dios y
ante su vida terrenal. Más adelante en medio de una visión en la que escucha
primero la voz del Señor, es llevado a vivir el estado del infierno, el
purgatorio y contempla la gloria de Dios desde un lago que equivalía al estado
purgatorial."
Biografía
Marino Restrepo nació en una
pequeña ciudad de cultivadores de café ubicada en las montañas de los Andes de
Colombia, en el seno de una familia de tradiciones católicas y fue educado con
estos valores.
Es el sexto de una familia de diez hijos. A la edad de 14
años, se traslada a Bogotá, capital de Colombia, en donde termina su educación
secundaria.
Antes de cumplir los veinte años de edad, contrae matrimonio
en Bogotá y posteriormente se radica en la ciudad de Hamburgo, Alemania, donde
estudia artes y composición musical en la universidad de
Hamburgo.
Después de vivir durante seis años en esa ciudad, en la cual
nacen sus dos hijos, viaja a los Estados Unidos para radicarse inicialmente en
Nueva York y posteriormente en Los Ángeles, en donde se vincula con la industria
del entretenimiento. En 1985 firma con Sony Music de Nueva York como artista
exclusivo. Produce muchos proyectos musicales e inicia numerosas giras de
promoción, durante más de veinte años, Marino estuvo vinculado al medio
artístico como actor, productor, escritor de libretos, compositor, etc. Durante
33 años permaneció totalmente alejado del Señor, ya que desde los años 60,
mientras vivió en Bogotá, durante su vida de adolescente, empezó a alejarse de
su fe católica involucrándose con religiones y cultos paganos, y toda clase de
ciencias ocultas y esotéricas, practicando la astrología, utilizando cristales,
velas, aromaterapia, flora terapia, lectura de las cartas, técnicas del I ching,
ciencias de control mental y en general en toda clase de supersticiones y
psicología moderna. La vida de Marino estaba centrada en el dinero, la fama y
totalmente entregada al placer.
De pronto su vida tuvo un cambio drástico
debido a trascendentales acontecimientos que lo marcaron para siempre.
En
la Navidad del año 1997, al entrar a la finca de uno de sus familiares a pasar
la noche, fue sorprendido por un grupo de hombres guerrilleros de las FARC
quienes lo secuestraron junto con un sobrino suyo.
De esta manera se da
inicio a una experiencia muy difícil que se prolonga por seis meses, hasta
cuando Marino es liberado por gracia de Dios.
El secuestro tiene diversos
episodios, pero lo más importante de esta etapa en la vida de Marino es el
encuentro que tiene con el Señor en el momento en que estaba totalmente
destruido, vencido, condenado a muerte por sus captores y sin ninguna esperanza.
Es allí en donde descubre que sus conocimientos sobre tantas prácticas
alternativas a la fe de nada le servían para superar tan duro
momento.
Amarrado y escondido en condiciones infrahumanas y sometido a
las inclemencias de la selva colombiana en donde era presa de toda clase de
insectos y alimañas, repentinamente tiene una manifestación del Señor. Vive una
experiencia mística de iluminación de su conciencia, reviviendo todos sus
pecados y dándole un conocimiento profundo de su responsabilidad ante Dios y
ante su vida terrenal. Más adelante en medio de una visión en la que escucha
primero la voz del Señor, es llevado a vivir el estado del infierno, el
purgatorio y contempla la gloria de Dios desde un lago que equivalía al estado
purgatorial.
Desde entonces, Marino cambió totalmente su vida, se la
entregó al Señor y ahora se dedica, como misionero, al servicio del Señor y de
la Iglesia Católica, a propagar la palabra de Dios y su experiencia por todo el
mundo. Entre tanto ha fundado una misión desde la Arquidócesis de Bogotá,
Colombia bajo el nombre de FPA Fundación Peregrinos del Amor aprobada en dicha
Arquidiócesis bajo el decreto No. 086 de Junio de 2011. Marino ha recorrido en
el curso de 13 años más de 101 países en los cinco
continentes
Testimonio de vida
(trascripción de su
conferencia sobre su experiencia que transformó su vida)
Testimonio de
Marino Restrepo: El secuestro que cambió mi vida
PRESENTADOR:
Buenas noches queridos hermanos y hermanas de nuestro Señor Jesucristo,
queremos a nombre de la fundación Jesús de la misericordia, expresar nuestra
gratitud a nuestro buen Jesús que le ha traído a este hermano Marino Restrepo a
darnos un testimonio. Realmente es una bendición de Dios su presencia. Yo tuve
la suerte de ver un video este Sábado de su testimonio y ahora que me trajo el
libro, en los pocos minutos que tuve acceso a él, me he quedado asombrado y
ustedes van a tener ese privilegio cuando tengan ya este libro y no van a querer
desprenderse de este testimonio, lo leí sin parar unas 15 páginas y realmente es
un testimonio que va a conmover vuestros corazones, así es que, Marino, esta es
tu casa, adelante
MARINO RESTREPO: Muchas gracias, buenas
noches.
Primero, quiero dar gracias a nuestro Señor que es el que nos reúne y
es en nombre de quien nos reunimos.
Segundo, dar gracias al ingeniero y su
comunidad por darme el honor de estar aquí con ustedes esta noche.
Tercero, a
los Peregrinos de San Miguel, con Carlos Reyes, su esposa y Pierre, a quienes
conocí en Canadá, fueron a una de mis conferencias, en Toronto en una iglesia y
nos conocimos brevemente. Les conté que venía de Ecuador, porque originalmente
estaba invitado por una comunidad Jesuita y ya al final esto no se pudo arreglar
y entonces, al comunicarme con Carlos, le dije que ya no venía y Carlos me
informó que él iba a hacer lo posible para que lo organizáramos y así fue y por
eso estoy acá. Entonces el Señor escogió a los Peregrinos de San Miguel para
este viaje, y por eso también le doy gracias al Señor y le doy gracias al Señor
por todos ustedes, sé que son un ejército valiente del Señor y por eso, con toda
humildad quiero presentarme ante ustedes y testificar las maravillas que el
Señor ha hecho en mi vida, no vengo aquí a testificar sobre mí, sino sobre el
Señor porque sobre mí, lo único que puedo contarles es mi pecado y de eso les
voy a compartir un poco, para que sepan de dónde vengo y a donde me trajo el
Señor y la razón por la cual estoy aquí. Pero antes de continuar, yo quiero
compartir con ustedes esta palabra que el Señor me dio para que en el espíritu
de la palabra podamos vivir esta experiencia de testimonio, el Señor me llevó a
la primera epístola de San Juan en el capítulo V, versículo 1, que dice:
“Todo que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo el
que ama al Padre, ama al que ha nacido de Él. En esto sabemos que amamos a los
hijos de Dios: cuando amamos a Dios y guardamos sus mandamientos. Porque este es
el amor de Dios: que guardemos sus mandamientos, y sus mandamientos no son
gravosos. Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la
victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe.”
Palabra de Dios.
TODOS:Te alabamos Señor.
MARINO RESTREPO: Yo creo
que, yo les puedo decir algo: yo soy una persona que quizás puede tener más
miseria que todos ustedes juntos; pero el Señor dice que escoge al “tonto”,
podría decir, para avergonzar al “sabio”, estas cosas las hace el Señor para
glorificarse. Yo soy un ejemplo de eso, no sé nada de teología, nunca estudié
ciencias religiosas, no conocía ni el catecismo cuando encontré mi conversión a
los 47 años, sin embargo, el Señor me escogió para esto.
Lo que yo les
comparto en este testimonio, no es algo que yo he estudiado, si no, algo que el
Señor me dio y por eso, a mí no me lo enseñó ningún ser humano. Yo le dije al
Señor “Yo voy a compartir esto siempre y cuando lo pueda hacer sobre el
espíritu” porque el día que tenga que tomar una nota para compartir las
enseñanzas que el Señor me dio, pues dejaré de hacerlo. Yo no podría hacer esto
de manera intelectual, tendría que hacerlo siempre desde el espíritu. Entonces,
para comenzar, les voy a dar un poco de mi pasado, de mi historia.
Yo
nací en Colombia, en un pueblo cafetero que se llama Ancerma, cerca de una
ciudad que se llama Medellín, que tal vez es más conocida. Ahí viví hasta los 14
años, nací en una familia muy numerosa, nosotros nacimos en un área de Colombia
que llaman “Los paisas”, generalmente eran familias muy numerosas.
Mi
familia es cafetera y de tradición católica de muchas generaciones,
originalmente, mis antepasados, todos se remontan a España y yo viví esa
tradición católica con todos sus valores y esa integridad de la Iglesia, hasta
los 14 años.
A los 14 años me fui a Bogotá a terminar mi escuela
secundaria y ahí, antes de los 20 años, me casé y me fui a vivir a Alemania.
Estudié en la Universidad de Hamburgo, yo estudié Bellas Artes, y me gradué como
actor y compositor musical, esa es mi profesión.
Ahí nacieron mis 2
hijos, viví 6 años en Hamburgo y luego me trasladé a Estados Unidos en año 76,
viví en Nueva York primero 2 años, haciendo teatro y luego me trasladé a
California a hacer cine y televisión, eso lo hice por más de 20 años. Todos esto
años que les acabo de narrar, hasta el año 97, que es donde viene el cambio
trascendental a mi vida, que ocurre durante un secuestro en Colombia, los viví
por 33 años lejos de Dios, desde que salí de mi pueblo a los 14 años. A los 45
fue mi conversión y esos 33 años los viví completamente lejos de Dios.
Yo cuando llegué a Bogotá en los años 60´s, era mi adolescencia temprana
y encontré todo este fenómeno de los 60´s, que era el hipismo, todo este
movimiento del rock y las drogas, encima de esto yo tenía una inclinación hacia
la música y el arte desde muy niño, entonces, con facilidad abracé todo esto. No
les digo como una excusa esto, sino que, yo voluntariamente hice eso porque lo
quería hacer y yo fui uno de los “bautizados” de ese movimiento de la oscuridad,
que parecía tan brillante. Sabemos que el Diablo se viste de ángel de luz, yo
acaté todos estos llamados, se justificaban en la Guerra de Vietnam las
injusticias de la violación de los derechos civiles, a todas las minorías y
grupos étnicos de los Estados Unidos y así se esparció esta protesta en la
juventud, donde el centro de la protesta era NO CREER MAS EN EL MATRIMONIO, NI
EN LA IGLESIA, LA SOCIEDAD, LAS LEYES DEL HOMBRE Y MUCHO MENOS EN LAS DE DIOS,
nos convertimos en unos seres completamente desraizados de Dios y de los
hombres, era algo trágico, pero yo no lo veíamos así, nosotros nos
considerábamos como ángeles que íbamos a salvar la tierra, porque ese es el
bautizo de la oscuridad. A esto se le suman varios elementos más graves aún,
esto no vino solo con la paz, el amor y las flores, también vino con todo el
movimiento de oriente: los gurús, las prácticas de las 7 yogas, el sintoísmo,
taoísmo y estas se combinaron en un sincretismo que traía la propagación de la
superstición, magia en la astrología, las famosas magia blanca y negra, todo lo
que es esotérico u ocultista, metafísica ocultista, formaban parte de un
movimiento que hoy se estableció de una forma permanente, entre las familias de
occidente, que es parte de las familias cristianas, lo cual es una tragedia muy
grande. Gran cantidad de nuestro cuerpo cristiano de occidente, está totalmente
contaminado con esto y ni siquiera saben, es más, yo predico por muchos países y
hay muchos católicos que se ofenden cuando hablo así, porque así de contaminados
están. Yo viví esa contaminación y empecé a practicar todas esas cosas, cuando
yo llegué a Alemania, ya estaba completamente lejos de mi iglesia católica, no
creía en el cristianismo, Dios para mí era una energía cósmica, una fuerza
universal, un nirvana.; ya no era una persona y mucho menos una trinidad. Me
burlaba de los católicos y de los cristianos, yo pensé que ellos tenían mucho
que aprender de mí, inclusive, cuando visitaba a mi familia, yo les recomendaba
los cristales que yo tenía, las prácticas que tenía, todo mundo me echaba
bendiciones y yo me iba. Me imagino que exorcizaban los lugares cuando me iba
yo, quien sabe que harían.
De todas maneras yo me convertí en un pagano
completo, me creía una persona muy sabia y llena de espíritu, lo que no sabía
era que estaba lleno del espíritu del mal. Lo que sucede con el que es ignorante
espiritualmente es que cree que todo lo que es espiritual es bueno y por eso el
Diablo lo engaña, y no sabemos que hay un espíritu bueno y otro malo; el
espíritu de Dios y el de Satanás. Yo estaba viviendo con el del diablo por 33
años, convencido de que era bueno.
Además, en mi profesión de artista,
cuando yo viví en California, sabrán ustedes muy bien que, California es la
capital mundial de la nueva era; ahí nacen todos los profetas de la nueva era.
Ahí están los campamentos de Deepak Chopra, Chris Naburty, etc. Todo mundo está
allá, con las enseñanzas de oriente que son unas filosofías preciosas, que
tienen el gran engaño de llevarnos a nosotros a adorar la creación y no al
creador; este es uno de los grandes acontecimientos de la oscuridad. El Diablo
nos dice que las estrellas son lindas, los planetas, las plantas, los cristales,
todos los poderes naturales son hermosos y son creación, nosotros debemos creer
que tienen poder, que las plantas tienen poder y que si nosotros nos bañamos con
ellas nos traen buenas cosas y todas estas absurdas enseñanzas de la oscuridad
que nos llevan a separarnos del creador y esa es una de las astucias más grandes
del Diablo contra nosotros.
Dentro de nuestras culturas, hay tradiciones
supersticiosas dentro de cada una. Yo, por mi profesión viajaba por muchos
países y empecé a coleccionar supersticiones, hasta que me convertí en esclavo
de todo esto. Mi casa estaba decorada con una tradición de oriente que se llama
Feng Shui, con cristales, espejos, el sofá miraba para el norte y la cama para
el sur. Si entraba alguna empleada de servicio y me cambiaba un sofá, ese día me
cambiaba la vida porque seguramente me iba a echar a perder el día, porque las
fuerzas cósmicas no iban a llegar bien ese día. Eso sucede también con la gente
que se acostumbra al horóscopo, la gente dice que “Eso es un chiste, yo no le
pongo cuidado”, pero el día que el horóscopo sale bien, se alegra y el día que
le sale mal, se entristece; porque si le hace efecto, son efectos de la
oscuridad, son un espíritu que nos toma y nos domina. Yo estaba tan dominado con
todo esto, que si alguien me decía que me podía leer el zapato, se lo entregaba
y además le pagaba mucha plata para eso. De esa forma terminé yo convertido en
un absurdo, un tonto completo y lo peor es que todos mis colegas y mis amigos de
Hollywood, gente muy famosa y de vida pública, están todavía entorpecidos y no
hay forma de abrir su espíritu, porque no oyen y están llenos de esa esclavitud,
todos viven en esos parámetros, es horrible.
En Bogotá, por ejemplo,
entré a un mercado, una cadena muy famosa y estaban promoviendo el libro de uno
de esos magos/astrólogos y el hombre estaba ahí, autografiando libros y
leyéndoles de un computador su futuro. Así la gente se vuelve de tonta que hace
esas cosas, yo era uno de esos, a lo mejor hubiera estado ahí en esa cola, si
Dios no me hubiera salvado.
Sucede que en esa esclavitud que yo viví
tantos años, un día, en el año 96, un hermano mío murió en Colombia y yo vine al
entierro hacía muchos años que yo no venía a Colombia y lo enterramos en una
ciudad que queda muy cerca del pueblo donde yo nací, ahí vivían mi mamá y mis
hermanas. A los 2 meses de morir mi hermano, murió mi mamá y 3 años anteriores a
eso, habían empezado las muertes en mi familia. En el 92 murió mi esposa de
cáncer, a finales de ese año, un hermano mío que se mató en un accidente en las
Bahamas, luego mi padre murió de edad avanzada y luego mi hermano y mi mamá; 5
personas murieron en menos de 4 años.
Lo que yo les voy a compartir hoy,
el centro de este testimonio, es una experiencia mística con el Señor, dentro de
esa experiencia mística, hubo algo que El me enseñó. Me voy a adelantar un poco
para contarles lo que Él me dijo con referencia a los muertos de mi familia, el
Señor me dice que "los seres humanos somos tan duros de corazón, que se nos
puede morir el mundo entero y no sentimos nada”, la gente se sienta a ver
televisión en la casa y ven que explota una bomba aquí y una allá y acabó por
aquí y acabó por allá, pero no sienten nada; se impresionan, pero no sienten
ningún dolor y de pronto le dan gracias a Dios de que no fueron ellos o sus
parientes. Hasta ahí llega el dolor humano, porque no tenemos esa consciencia y
obviamente que no estoy hablando de individuos, para que ninguno se vaya a
sentir ofendido, cada uno de nosotros sabemos la relación que tenemos con Dios,
sólo que Dios habla en general de la humanidad y de la tendencia que tiene y Él
me dice que en la muerte de un pariente, se recibe una gracia muy grande, porque
se tiene la oportunidad de reflexionar en la relación que uno tiene con Dios,
también en reflexionar en su propia muerte, porque si hay algo que llevamos
escondido, cada uno de nosotros, el más grande secreto que tenemos, es que nos
vamos a morir; entonces no queremos hablar de eso y por eso la gente se
traiciona a sí mismo, olvidándose de su muerte, porque entonces acampa en un
territorio que no se debe acampar, que se llama la Tierra y no es nuestra casa,
nos olvidamos que somos peregrinos y nos vamos a morir y perdemos uno de los
poderes más grandes del cristiano que es tener la muerte presente, cada noche
que se acuesta, para no esperar de que se levante y tener que dar las gracias al
Señor por haberle dado la vida de nuevo, pero para eso tenemos que trabajar muy
duro, entonces, eso es lo que el Señor me enseña que es una gracia. Hasta el
hijo malo de la familia cuando llega al entierro de la mamá, de repente tiene la
oportunidad de hacer paz con sus hermanos, todo mundo recibe una gracia, en el
caso mío no recibí ninguna, porque yo vivía en la reencarnación. Yo creía que
toda la gente que había muerto había reencarnado en quien sabe qué y los
despaché para siempre, había sido amputado de la gracia cristiana que conocemos,
que no vivimos si no una sola vez en la carne, nadie regresa a esta carne. Por
eso yo perdí todas las gracias que se pueden recibir, así de mal me encontraba
yo. El Señor me dijo la razón por la cual la gente cree en la reencarnación, es
porque no han sido redimidos, no se les ha corrido del velo de los ojos del
espíritu que nos corrió Jesús, con la redención que nos dio con su muerte. Por
eso es que yo no pude recibir ninguna gracia.
Regresé a California
después del entierro de mi mamá, un año después en la Navidad del año 97, yo
regresé a Colombia a pasar la navidad con mis hermanas, cuando llegué. Una de
mis hermanas me dijo que ella sentía que iba a ser la próxima persona que
moriría en la familia porque estaba muy enferma, como había muerto alguien con
una diferencia de 6 meses en los últimos 4 años, todos estábamos buscando
alrededor para ver quién era el próximo, mi hermana se tomó el turno. Me pidió
que hiciera la novena del niño Jesús con ella, me imagino que aquí en Ecuador
también tienen esa devoción en Navidad, devoción que yo promuevo por el mundo
entero porque en la iglesia católica, en muchos países se ha perdido y es muy
linda. Yo fui a hacer la novena con mi hermana.
Primero, yo no creía en
la iglesia, mucho menos en el niño Jesús o nada de lo que estaba sucediendo ahí,
fui nada más a acompañar a mi hermana. Cuando fui a la iglesia, el sacerdote
introdujo la devoción diciendo “aquel que hace la novena del niño Jesús con fe,
el niño le hará una gracia”, como yo era un pagano, yo estaba listo a hacer
cualquier clase de negocios, así como iba a que me leyeran las cartas me sentía
en la iglesia y lo otro, así igual me sentía en la iglesia “de pronto se me hace
un milagro” así que le pregunte a mi hermana: ¿Cómo es de milagroso el niño? Y
ella me dio muchos toda clase de testimonios, entonces me dije a mi mismo, voy a
usar esta oportunidad. Le pedí al niño que me cambiara mi vida, el cambio que le
pedí no es el que ustedes están viendo en este momento, yo tenía otra idea muy
diferente porque yo era un pagano, yo le pedí al niño en silencio que me diera
la oportunidad de retirarme con mucho dinero, que pudiera irme a Indonesia o una
isla que yo conocía a vivir por el resto de mi vida como un rey, por lo menos
con 3 mujeres. Eso era mi idea de un retiro, por el resto de mi vida, la
felicidad del mundo.
Todo lo que yo ambicionaba eran cosas del mundo
nada más y el niño me contestó la novena el mismo 25 de diciembre. Me la
contestó a su manera, miren como es el Señor, tiene un sentido del humor
increíble, el 25 de diciembre a las 12 de la noche, entrando a la finca de un
tío en el pueblo donde nací, me secuestró la guerrilla de Colombia, esa fue la
respuesta a la novena. Esto fue increíble, a las 12 de la noche me secuestran 6
hombres encapuchados y armados, me atan, me encapuchan también a mí y me llevan
para la selva, me guardan en una cueva llena de murciélagos llena de bichos y
animales porque estaban esperando que viniera un grupo guerrillero a recogerme,
ese grupo se demoró mucho tiempo para llegar. 15 días estuve encapuchado y
amarrado en esa cueva, todo lo que yo quería era morirme, ellos subían una vez
al día a ofrecerme comida, yo tenía la esperanza de escapar. El día 15 por la
noche, llegó un grupo de gente y me sacaron de la cueva, me quitaron la capucha,
yo tenía mucha dificultad para ver, tenía los parpados inflamados por las
picaduras, todo el cuerpo adormecido, la circulación de la sangre por estar
amarrado estaba muy mal. Un hombre creyó que yo era un comandante y me ordenaba
pagar una suma exorbitante de dinero que yo no tenía, pero ellos creían que yo
lo tenía. Me contó que los 6 hombres que me secuestraron en mi pueblo me habían
vendido a la guerrilla, o sea que era un negocio que tenían ellos. La condición
de esa venta, era que cuando terminara de pagar el dinero que me estaban
pidiendo, me mataran, no querían que fuera a mi pueblo a entregarlos a la
policía ya que había visto sus rostros. Entonces la condición de la venta era
que me mataran cuando pagara, me mostraron también los nombres y direcciones de
mis hermanas, mostrándome que sabían dónde vivían y que las matarían si yo me
negaba a pagar una por una. Esa fue la sentencia que me dieron esa noche.
Después de la sentencia, me volvieron a retirar a la cueva, me volvieron
a encapuchar y amarrar. Me dijo que el siguiente día venía por mí, los 6 hombres
que me secuestraron se fueron y se quedaron muchachos guerrilleros jóvenes
cuidándome. Cuando yo caí dentro de esa cueva de nuevo, empecé a vivir el
momento más espantoso de mi vida, se había acabado ya mi vida, estaba como
muerto en vida. No tenía esperanza de escaparme, porque eso mataría a mi
familia, no sabía cómo iba a morir y me aterraba pensar en cómo me iban a
asesinar. Empecé a buscar dentro de mí algo que me diera fortaleza para
defenderme de ese momento tan difícil, pero no tenía nada por dentro, yo empecé
a buscar todas esas filosofías tan increíbles que aprendí toda mi vida, del
oriente, que yo aconsejaba a la gente con ellas y les solucionaba problemas y me
sentía tan sabio, tan lleno de conocimientos, de magia, de poderes. Mi casa la
tenía llena de cristales que valían una fortuna, que traía de todos los
continentes porque pensaba que habían poderes en ellos, toda clase de amuletos,
toda clase de espiritismo, me guiaban los espíritus; todo esto y en ese momento
nada venía a mi rescate, estaba vacío completamente por dentro.
Traté de
regresar a mi infancia, a buscar apoyo en las oraciones del colegio, de la
iglesia, de mi mamá y no me acordaba de ninguna de ellas, eso fue aún más
aterrador. En ese dolor tan increíble de estar así de vacío, sin nada que me
diera fortaleza, empecé a vivir una experiencia mística con el Señor. Yo no
sabía que eso venía de Dios, porque que me iba a imaginar yo, que algo pudiera
venir de Dios cuando yo realmente no lo conocía, había perdido a Dios en mí.
De pronto, en medio de esa angustia, empiezo a verme perfectamente en la
infancia. Les voy a explicar esto, En la universidad de Ohio y Notredame de
Indiana, se han hecho estudios sobre mi caso, los teólogos me dicen que lo que
me sucedió se puede dividir en 2 etapas:
Primera: Iluminación de
conciencia
Segunda: Visión con el Señor.
La primera ocurre estando yo
despierto y consciente, la visión es un estado espiritual separado de esa
consciencia, estando yo despierto. Yo empiezo a verme perfectamente en mi
infancia como a los 3 años de edad en el patio interior de la casa donde yo
nací, estando en un triciclo con un palo en la mano, dándole vueltas al patio,
dañando las plantas. El susto que a mi medio fue tan grande, que si ustedes
cierran los ojos en este momento y de pronto se ven a la edad de 3 años, les
aseguro que fácilmente salen corriendo de aquí. Es algo demasiado aterrador,
estar despierto y consciente y se ve perfectamente a los 3 años y estar
reviviendo ese acto perfectamente. Es como una película, pero es mucho más que
esto. Uno no le puede cerrar los ojos a la mente, continúa, por eso la gente que
pierde el equilibrio mental termina loca, no le puede parar ese movimiento a la
mente, entonces así estaba yo. En principio yo dije, me enloquecí, por el
secuestro, la sentencia a muerte y la angustia.
Esa locura tenia
demasiado orden para ser locura, después de eso dije yo, estoy alucinando porque
estos insectos me picaron tanto que ya me envenenaron, decía una alucinación no
podía ser tan perfecta. Me acordé de cuando mi mamá murió en mis brazos, duró 3
horas en éxtasis cuando estaba agonizando, en esas 3 horas habló de su vida y
después se murió, entonces yo dije, me estoy muriendo como mi mamá, por eso
estoy viendo toda mi vida. Esas eran las explicaciones racionales que yo le
daba.
Algo dentro de mí me decía que no era nada de eso, pero yo no
quería escuchar eso, esa voz interior. Es lo que nos pasa a casi todos, sabemos
la verdad interiormente, pero hacemos lo opuesto, nos vamos a la voluntad humana
y olvidamos la divina que es la que nos habla desde adentro. Yo no escuché, no
quería enfrentarme a lo que me hablaba adentro que me decía, no es nada de eso,
porque yo decía, si no es nada de eso, entonces que es; está por encima de mí.
Así empecé a ver toda mi vida, cuando estaba alrededor de los 11 o 12 años,
empecé a sentir algo increíble, el dolor más espantoso de mi alma y de mi
corazón; el dolor del pecado. Me acordé que desde los 7 años que hice mi primera
comunión, hasta los 14 que vivía en mi casa e iba a la iglesia, me acuerdo que
me iba a confesar y de repente me arrepentía cuando me confesaba, nunca había
sentido el dolor del pecado. Imagínense los pecados de los 11 o 12 años y ya me
tenían completamente destruido en dolor, no lo podía aguantar. Se pueden
imaginar el dolor de mis pecados, en ese momento tenía 47 años y empiezo a ver
todos mis pecados de los 20, 30 y 40, era algo que solamente lo pude haber
vivido por misericordia de Dios, de lo contrario, ninguna persona puede resistir
ese dolor.
Yo estuve hace poco predicando y en ese congreso tuve la
oportunidad de conocer el mensaje que no conocía, hay unas profecías sobre algo
parecido a lo que me pasó a mí, algo que va a ser así, según se anuncia. Me
imagino que es parte de eso, se está preparando a la humanidad de lo que se va a
vivir, por eso a lo mejor estoy compartiendo a ustedes esto, por eso yo viví
todas estas experiencias, yo no sé en un momento dado como ocurre la transición
entre esta iluminación de consciencia y la visión con dios, no sé si me desmaye,
me dormí o me morí y el Señor me dio la vida de nuevo. No lo sabré hasta el día
que vea al Señor ya definitivamente, Él no me lo reveló. Durante toda la
experiencia de la visión, el Señor me dejó ver como si yo me hubiera ido ya de
este mundo y de un momento a otro para decirme de nuevo aquí. Por eso creo que
parte del plan de Él conmigo y parte de esta misión. El caso es que yo aparezco
en una visión y estoy boca abajo contra el pasto, un pasto perfecto, es muy
difícil ponerlo en palabras humanas pero le voy a pedir al Espíritu Santo que es
el único que le puede llevar al corazón de ustedes, lo que con tanta pobreza de
vocabulario les puedo representar de una experiencia mística tan trascendental.
Yo estoy boca abajo contra el pasto y miro de un costado una ciudad
pequeña iluminada, pero no estaba iluminada porque fuera de noche, estaba
iluminada, era muy hermosa. Al otro costado me veía yo, en ese cuarto de los
murciélagos, encapuchado y amarrado, como si me estuviera viendo por una cortina
de humo. En ese instante dije “me morí” pero lo más curioso es que nunca me
había sentido tan vivo que en ese momento, no tenía ningún dolor, angustia, todo
había quedad atrás, era un estado perfecto de alegría, paz. Lo último que yo
quería era regresar a ese cuerpo que era yo mismo, en ese cuarto. No quería
regresar allá, no importaba que estuviera sucediendo, yo estaba en paz, feliz.
Tenía la sensación de estar en un cuerpo, pero no tenía peso. Todo cambia de
repente cuando escucho la voz del Señor que me empieza a hablar, en ese momento
todo se transforma. Miren como es de perfecto, el primero me dejó ver mi vida
entera en esa iluminación de consciencia y cuando el me llevó a su presencia, yo
ya conocía el estado en el que me encontraba; 33 años de vida en pecado mortal.
Eso es quizás la tragedia más espantosa que ustedes se pueden siquiera empezar a
imaginar. Es algo que no le deseo a nadie, por eso me estoy recorriendo el mundo
entero, para decirle a la gente que despierte y que se prepare hoy mismo para
encontrar al Señor porque esto yo no se lo deseo a nadie.
Yo me
encuentro en presencia del Señor, en pecado mortal, consciente plenamente de
toda mi vida, en ese momento, el Señor me habla, la voz del Señor, una voz tan
inmensamente grande en misericordia, amor, pureza, perdón, todo lo que pueden se
pueden imaginar más hermoso. Una voz que pareciera que saliera de dentro de mí,
como si viniera de todas partes al mismo tiempo, como si saliera de dentro de la
tierra. Cuando comenzó a hablar, yo entre en una vergüenza tan inmensa que solo
quería desaparecerme. En ese momento por primera vez, descubro la existencia del
infierno.
Fíjense que yo, lo primero que hice fue negar al infierno, toda
persona que vive en pecado mortal niega el infierno, porque no le conviene creer
en el. Toda persona que cree en el infierno, le toca cambiar. Por eso es muy
conveniente no creer en el infierno, eso nos da a nosotros la posibilidad de
acomodar nuestra vida de acuerdo a nuestras conveniencias y así era yo. Como
estaba de equivocado, lo primero que yo evidencie fue la existencia del infierno
y les voy a explicar porque:
Hay dos clases de vergüenza, una vergüenza
santa, que nos lleva a arrepentirnos, a pedir perdón y buscar cómo solucionar
todo lo que hemos hecho mal y otra que es la del amor propio, de la vanidad y el
orgullo, esa no busca reconciliación, busca escaparse de las responsabilidades y
entra en una pena, una vergüenza pero consigo mismo, se culpa por lo que se hizo
pero no le importa lo que le hizo a los demás, ese era mi estado y es el estado
de un alma, que se presenta ante Dios con el pecado mortal. Su propio amor
propio, lo destierra de la presencia de Dios; le da ira consigo mismo, el
Demonio que fue socio del pecado e ira con Dios. ¿Qué sucede? Se mete e n la
oscuridad para siempre y ese es el infierno mismo, el alma misma camina a su
perdición. El peor enemigo olvídese de que es Satanás, el peor enemigo somos
nosotros mismos, que invitamos a Satanás a que nos acompañe a caminar por entre
su mundo y con Él nos vamos a su casa, que son las tinieblas eternas. Ahí estaba
yo parado, en ese territorio.
El Señor me empieza a hablar, si yo los
pudiera tener por semanas enteras con sólo lo que escuché de la voz del Señor,
por que más adelante les cuento todo lo que yo veo. El Señor, entre las cosas
que puedo alcanzar por compartirles esta noche, me habla de la humanidad y me
dice “Nosotros estamos viviendo el momento más oscuro que haya vivido la
humanidad en toda su historia, el hombre nunca había estado más lejos de Dios y
nunca había sido tan materialista que hoy”, Él dice que “todo el desarrollo
material y tecnológico que hemos visto, ha sido por pura vanidad, el hombre ha
buscado como embellecerse más físicamente y como encontrar la salud del cuerpo,
sabiendo que ni 1 segundo de la vida se puede aumentar con manos humanos. Cada
uno de nosotros tenemos hasta el último cabello contado, por lo tanto tenemos
nuestros días contados y solamente dios sabe cuántos son”, esto está encima de
todo probado en las mismas escrituras.
Yo no sé si recuerdan ustedes un
pasaje, en el que el profeta le dice a un rey que el Señor le manda a decir que
se va a morir y el rey se arrepiente y se angustia y luego cuando el profeta se
va, lo vuelve a mandar Dios para decirle al rey que le va a dar 10 años más de
vida. Hay muchas revelaciones como estas en las que nos demuestran que todo está
contado, entonces, sucede que el Señor dice que en este mundo de oscuridad en
que estamos, el hombre se dedicó a buscar esa belleza física, nunca había habido
tanta gente bonita en la tierra como hoy, por la vanidad que se dedicaron a
embellecerse y no se están embelleciendo para la gloria de Dios, porque esas
personas cuando se asoman al espejo, no están viendo el templo del espíritu
santo, están viendo el templo de su humanidad, a ver si tienen una arruga más,
si el pelo se les torció, si les queda bien el saco; y no es que el hombre no
debemos de preocuparnos por estar bien, porque si somos el templo de Dios,
debemos de vestirnos con dignidad, alimentarnos y cuidarnos. Ese es parte de
nuestro deber, lo que sucede, es que gran parte de la humanidad lo hace por pura
vanidad nada más, entonces, el Señor dice, si el hombre estuviese tan
desarrollado, tecnificado para la gloria de Dios, no habría hambre en la tierra
y todo el mundo tendría un techo en donde dormir, pero es tanta la avaricia del
hombre que es una pequeña parte de la humanidad los que tienen los beneficios
del desarrollo, por lo que el desarrollo que nosotros vemos es pura vanidad del
hombre, no es para la gloria de Dios. Los ricos de Dios son muy pocos, la gente
acumula dinero, es muy poca la que lo hace verdaderamente en el nombre de Dios,
la mayoría lo hace en nombre de su propia vanidad y avaricia, entonces, el Señor
me muestra cómo es que, en medio de esta oscuridad, mientras más vergüenza yo
tenía, más misericordia tenía el Señor. Era como una sinfonía entre mi miseria y
vergüenza y la misericordia de Dios, Él no quería que yo me hundiera, que
estuviera en las tinieblas de mi vergüenza y que huyera por culpa de mi amor
propio, el me sostenía con su misericordia y de la misma manera, siendo muestra
que entre más oscuro creció la oscuridad espiritual del hombre, más aumenta su
misericordia y luz.
Nunca había habido en la tierra más peligro más
peligro para un alma a condenarse como hoy, porque nunca habían habido tantas
propuestas de la oscuridad tan atractivas como las hay hoy, pero al mismo
tiempo, nunca había tanta oportunidad para un alma para santificarse en vida,
como hoy, porque nunca había habido tanto brillo en la misericordia divina
presente entre nosotros como hoy. Por eso la santidad que hay hoy en la tierra
en nuestra iglesia, es inmensamente grande, comparada con la santidad que había
en otros tiempos y todo por lo que está sucediendo. No es ningún accidente que
el santo padre haya canonizado a tantísimos santos. El Señor habla de que un
santo es santo desde antes de dejar la tierra, por eso es santo y por eso sube
directamente al cielo, si no, no fuera un santo. Por eso cuando se canoniza un
santo no fue que se volvió santo, si no que Dios le dio el regalo a la iglesia
de que los fieles en la tierra se puedan vestir con las gracias de ese Santo que
dejó entre nosotros, es una autorización que Dios le da a la iglesia para usarlo
como escalera con nuestras oraciones y necesidades en la tierra. Es parte de
nuestra familia en Dios, por eso son los regalos tan abundantes en estos
tiempos. ¿Por qué? Porque estamos en una emergencia, simplemente por eso, entre
más gracias caen a la iglesia, es porque más desgracias nos están llegando, esas
son las señales del cielo y nosotros tenemos que leerlas con cuidado. No es un
accidente todas las canonizaciones que hay en este momento, la santidad de los
laicos, la desnutrición del clero. ¿Por qué razón hay tanto desnutrido en el
clero y hay tanto clero corrompido? Sencillo, porque nosotros los laicos somos
la causa de eso, por siglos descargamos el peso de la iglesia en el clero. El
clero se desnutrió porque nosotros éramos zánganos que nos chupamos la sangre
del clero y hoy tenemos un clero desnutrido completamente. Entonces, sucede que
los laicos se transforman, se renuevan y llegan a salvar la iglesia, pero es el
E.S., países como España, Canadá, que nos trajeron a Cristo, cuantas veces hoy,
yo soy uno de esos misioneros que va a evangelizarlos a ellos y ¿por qué? Porque
perdieron lo que nos traían a nosotros. LA iglesia es tan perfecta que el agua
del E.S. fluye entre la iglesia y nunca se va, es una promesa de Dios que las
puertas del infierno nunca prevalecerán frente a la iglesia, entonces, las
mismas aguas que tomamos nosotros de los misioneros, hoy se las devolvemos a
ellos, esa agua no se ha perdido. De la misma manera que el agua que nos dio el
clero por siglos y nosotros tomamos, ahora se la debemos de devolver al clero
que tiene hambre y sed y está agonizando.
No es que ahora seamos los
laicos santos porque el clero es perverso, es que nosotros desnutrimos nuestro
clero y ahora nos toca a nosotros alimentarlo, para que nos vayamos a sentir
demasiado orgullosos de la santidad de los laicos, eso es lo que el Señor
enseña, eso es lo que vivo en esa experiencia mística con Él.
No nos
durmamos en nuestros laureles espirituales, acordémonos que el clero esta
desnutrido por nuestra propia responsabilidad y es tiempo de salvar la iglesia
con nuestras propias manos.
El Señor me habla del cielo, infierno,
purgatorio y este mundo material. Me dice “todo esto está presente en la
eternidad al mismo tiempo” solo que nosotros no podeos verlo porque somos
ciegos, sordos y mudos al espíritu, por el pecado original, tenemos los ojos de
la fe, pero ¿cuánta fe tiene usted?
Así es, cuanto puede ver del
espíritu, por eso los santos entre más se elevan en santidad, más viven una vida
ya sobre natural, tienen visión directa del mundo espiritual por eso muchísimos
santos dan testimonios como Santa Emma, que veía a su ángel guardián todo el
tiempo y se le escondía cuando ella cometía una falta y se ponía tristísima. Así
pasa cuando muchos santos han vivido una vida sobre natural, una vida la cual
tiene una presencia espiritual permanente, pero es el nivel de la fe, el nivel
de los ojos espirituales, por eso Jesús nos habla en esos términos. LA fe como
un granito de mostaza. El Señor me habla a mí, que el truco más grande que tiene
Satanás contra la humanidad es hacerle creer a los hombres que la vida eterna no
existe, comienza cuando nosotros morimos y eso es la más grande falsedad. LA
vida eterna comienza desde el momento en que nosotros estamos en el vientre de
la mama y somos infundidos de alma por dios, que viene de la fuente infinita de
Dios, espíritu de Dios, esa gota que sale de su océano y le da vida a este
cuerpo material. Nosotros estamos parados en la eternidad ya, todo lo que
nosotros hacemos refleja en la eternidad. Si usted se muere en este momento, su
alma queda paradita en esta eternidad.
El Señor quiere enseñarnos que,
si nosotros tenemos consciencia de que eso es una realidad, porque el espíritu
santo nos trae desde el bautismo esa sabiduría. Tan solo hay 2 territorios, uno
es el de Dios y el otro el de Satanás, no hay ningún territorio en la mitad, por
eso al tibio Dios lo vomita, porque no está en ninguna parte. Tibio es aquel que
cuando las cosas le salen mal, entonces se vuelve bueno temporalmente hasta que
todo se le arregla, cuando todo se le arregla de nuevo, se vuelve malo para
conservar todo lo que obtuvo, por eso el Señor dice “hay de aquel que sea
sorprendido en su tibieza, por que no va poder distinguir entre la luz y la
oscuridad” le pasa lo mismo que al hombre que tiene su esposa y decide tener una
amante y al final no sabe a cuál de las 2 querer y termina perdiendo a las 2 y
eso le pasa también al alma que no puede distinguir entre la luz y la oscuridad
en el momento de la muerte y termina perdida en su propio juego.
El
Señor dice “No te asustes si te das cuenta en este momento que no estas
exactamente parado en la luz, porque eso sería una gracia que Dios te diera para
que te des cuenta que debes de moverte más rápido para salir hacia la luz de
Dios”, porque nosotros tenemos que recordarnos que venimos de la oscuridad,
hacia la luz. Estamos caminando como peregrinos, pasando por este valle de
lágrimas, por este destierro por entre la oscuridad más increíble espiritual
para llegar a la luz.
¿Cómo llegamos a tener esa luz? Al ser nosotros
concebidos, nacen 2 creaturas, una que es la carne, cuerpo material y otra que
es el espíritu que es el alma. Ambos crecen uno para morirse y el otro para
vivir eternamente en la luz o la oscuridad. En el mundo materialista que vivimos
hoy, los seres humanos están dedicados a alimentar a la creatura que se va a
morir y a desnutrir la creatura que va a vivir eternamente que es el alma,
tenemos al revés todo. El Señor dice, nunca había habido tantas almas
desnutridas como las que hay hoy y por eso un alma desnutrida no ama a Dios, no
tiene compasión y misericordia con nadie, no tiene absolutamente nada que dar
porque todo lo quiere recibir y por eso el mundo tiene tanta violencia, maldad,
vicios, degeneración, porque son almas desnutridas. El Señor dice “un alama que
se muere así, un cuerpo que se muere as y queda con un alma así de desnutrida,
es un alma prácticamente paralitica, porque esa alama como nunca dio amor, no
puede recibir el amor verdadero de Dios; no puede moverse, por lo que se
arrastra a la oscuridad porque no resiste la luz” La comparación que nos da Dios
es esta, el divino maestro da los mejores ejemplos, una persona que está sin
comer 3 o 4 días y usted se la encuentra y le da una sopa caliente, que le
sucede? Se desmaya, porque está muy débil. Eso le pasa a un alma que no se ha
alimentado, cuando se le muere el cuerpo y se encuentra con la luz infinita, la
eterna fuente, se desmaya porque no resiste ese alimento que nunca ha tomado,
entonces se arrastra a la oscuridad porque no resiste la luz, eso le pasa al
alma. Los seres humanos, si se sacuden un poco el polvo que tienen en el
espíritu, se van a dar cuenta que se gastan más tiempo preocupándose y
alimentando el cuerpo que se va a morir, que alimentando el alma.
De vez
en cuando le tiran un pedazo de pan como si fuera un pordiosero, de vez en
cuando le dan una eucaristía, o una confesión, oración, obra de caridad de vez
en cuando, porque el alma no se alimenta perfectamente. El Señor dice, con el
mismo esfuerzo que te levantas a bañarte, arreglarte y decorarte con tanto
entusiasmo, para quedar bien presentado, quedar bien bonito y que no te
rechacen; de esa misma forma, deberías preocuparte por bañar tu alma, arreglar
tu espíritu, todo tu interior para que estés presente, limpio y bien bonito ante
la corte celestial de todos los días. No tenemos ese equilibrio y por tanto hay
tanta desnutrición espiritual. Él dice “Muchísima cantidad de fieles de nuestra
iglesia, están en la iglesia por cultura espiritual, tradición católica,
educación católica pero no de educación” por eso muchas personas van a la
iglesia, se confiesan, grupos de adoración, ayuno, etc. pero lo hacen por
interés propio, para no condenarse por miedo a que las cosas salgan mal, pero no
porque quieren a Dios. Esas personas solo vienen a pedir y nunca vienen a
alabar. El Señor dice “el conoce todo lo que nosotros necesitamos” el ejemplo
que me da es esto: usted está cuidando un bebe, que tiene un año, está jugando y
de lejos lo supervisas, se cae, usted sabe que no le pasó nada, pero el niño
llora y llora, no tienen necesidad de acercarse porque no le pasó nada, el niño
al rato viene tambaleándose y le cuenta todo lo que paso, usted se hace el que
no sabe y lo consuela. Él bebe está convencido de que usted no sabía todo lo que
le contó, esto es lo que pasa cuando usted se arrodilla ante el Señor, a decirle
todas las penas y pecados y hace como si no supiera lo que le estamos diciendo,
a nosotros se nos olvida tanto que pensamos que no nos oye, porque empezamos a
decir “porque no me has contestado lo que te dije”, y el Señor dice “ si
nosotros solo supiéramos una cosa, que dios tan solo nos da beneficios eternos,
porque nosotros vivimos una vida temporal y la mayoría de las cosas que pedimos
son temporales y la mayoría no nos sirven para la salvación eterna y Él le va a
mostrar ese carro que usted pedía. A cambio de eso te di esto y te muestra. Por
eso hay familias que de repente se casan y tienen todo limitado y de repente
tienen hijos y empiezan a pedir un mejor coche, trabajo, dinero, y no se los da.
Ellos no entienden porque si es la necesidad y está justificada la oración, no
se los da porque Él no los quiere perder, la vanidad, pretensión los aleja de
Él. Por eso el Señor a alguno se los da y a otros que tienen mucho y alcanzan
mucho en la tierra a la mayoría se los dio el diablo porque los quiere perder.
Eso no quiere decir que las riquezas sean malas, porque Dios nos dio la creación
para nosotros administrarla, pero para la gloria de Él. ¿Cuantas personas se
atreven a hacerlo para la gloria de Dios? La mayoría se pierden en el mundo, que
lo terminan haciendo para la gloria humana nada más y se pierden con los
elementos de la naturaleza, cosas materiales y apegos a los seres humanos.
El Señor demuestra cómo es que yo me empecé a alejar de Él desde el
principio cuando me dieron mi primer regalo, cuando era niño, muy bebe y no
porque lo estuviera haciendo conscientemente, estamos tan desnutridos
espiritualmente que nosotros mismos desviamos a nuestros hijos. El Señor me
muestra la ceremonia que hicieron para regalarme un carro de bomberos cuando
estaba muy niño, el empaque que hicieron y todo. Todo ese regalo lo hicieron las
personas para su propia vanidad, Él quería ser aplaudido por el reglo que me dio
a mí, encima de todo, le dio tanta importancia a ese regalo, que cuando me
dieron ese carrito de bomberos, yo ya estaba tan apegado a Él, que no quería
compartirlo con ningún otro niño y cuando me lo quietaban lloraba, porque ya
estaba poseído por Él. Cada posesión causa una ausencia de Dios en nosotros,
entre más deseos, menos Dios, entre más dios, menos deseo. Esa es la realidad
espiritual. El Señor dice “usted nunca ha visto a una mariposa volar con
maletas”. Uno tiene que volar sin peso, por eso tenemos que prepararnos, el
espíritu de nosotros es una paloma, si usted se desprende de este cuerpo y tiene
una carga, no puede volar, le toca correr por el purgatorio, con las mochas al
dejar todo el peso que dejó en la tierra. El purgatorio es tiempo terrenal,
mucho más largo que el tiempo que vivió aquí. Se toma más tiempo abandonado las
cosas, que si las hubiera dejado en la tierra cuando podía entregarlas mano a
mano, son cosas materiales.
El Señor me recomendó “si usted quiere crecer
espiritualmente, no trate de volverse tan místico y elevado en el espíritu,
antes de haberle dejado sus vicios y posesiones” que gana usted con
profundizarse y aprenderse todos los místicos, la biblia de memoria, todas las
oraciones y ser tan devoto e increíblemente elevado si no ha podido dejar el
cigarrillo, el mal genio, no ha podido salir de las posesiones materiales y no
puede todavía dejar de pensar que si se le muere su mama , un hijo, guerra en su
país, su casa, carro empleo, se muere usted, porque está apegado a todo. Una
persona así por mucho que profundice en su espiritualidad, nunca va a llegar a
ninguna parte, el día que muere se va a dar cuenta que no caminó ninguna milla
espiritual. Por eso es Señor decía a aquellos que le decían “Señor, en tu nombre
sacamos demonios, hicimos esto y aquello”, el Señor les decía “no los conozco”,
porque no hicieron nada, no cambiaron nada. Hay gente que se la pasa toda la
vida en la iglesia y no han cambiado el mal genio, no son más caritativos, no
han aprendido a perdonar de verdad. Hay mucho gente que dice que perdonó, pero
está un poco confundida, el que perdonó no se confunde, se olvida. Ustedes se
imaginan que si ustedes se fueran a confesar y Dios quedara un poco confundido
de los pecados que perdonó, entonces se acordaría de las cosas. Cuando
perdonamos tenemos que hacer lo que El hace con nosotros, olvidarnos, aunque nos
duela. Hay que echarle tierra a eso porque si no, no sirve de nada el perdón.
Viene entonces las enseñanzas del Señor acerca de la iglesia, el me
llama en mi iglesia y me dice que nosotros no somos juzgados en religiones,
doctrinas, creencias, filosofía, de nada más que del amor. Eso nos lo habla muy
claro San Juan. Somos llamados de los talentos que Dios nos dio, el me advierte
que primero se salva un pagano que nunca supo los 10 mandamientos y nunca
escuchó de Dios, pero amó a Dios y cumplió los mandamientos sin conocerlos.
Primero se salva un pagano que un cristiano como yo, que teniendo la verdad la
abandone voluntariamente y me fui a vivir como pagano. Se salva primero el
pagano.
No nos salvamos por la religión, nos salvamos por el amor. Él me
explica que si somos llamados de los talentos que nos dio. Me dijo que yo era el
ciervo infiel que enterró el talento, compara a la iglesia católica en esta
forma. Hay una aldea con 100 habitantes, a uno de los habitantes el Señor le dio
dinero y a los otros 99 no, el que tiene dinero está encargado de alimentar a
los otros, ese rico de los 100 no tiene el poder para hacer a ningún otro rico,
si Él le aporta dinero a los otros 99 lo van a dilapidar porque no tienen
talento para manejarlo. Solo Dios puede decidir si alguno de los otros 99 puede
recibir dinero del otro rico para que lo administre sin perderlo, el rico no
puede decidir eso, Él no puede dar talento, solo Dios lo da. Esa es la iglesia
católica, nosotros somos esos ricos del vecindario, los otros 99 son el resto de
personas que no son católicos, nosotros los católicos ricos que tenemos todas
las verdades, estamos encargados de alimentar a los otros que no son católicos,
no es de nosotros convertir a nadie en católico porque solo Dios le puede
cambiar el corazón al hombre. Si es de nosotros el hacer de nuestra vida un
testimonio católico de vida perfecta, donde nosotros seamos faros de luz en los
cuales aquellos que no son católicos se inspiren a ser católicos por nuestro
ejemplo, entonces, como dice San Agustín, hay que hablarle más a Dios de la
gente, que a la gente de Dios. Es como tirarle perlas a los cerdos, cuando una
persona esta sorda a espíritus no se le puede hablar de nada, por eso San Pablo
dice “no se gasten el tiempo en argumentos, discusiones, eso es palabrería del
mundo, eso no sirve para nada, quédense tranquilo que el espíritu de Dios se
encargará de cambiar al hombre si es la voluntad divina, usted lo que tiene que
hacer es convertirse en un faro de luz”.
Por eso muchas personas
preguntan ¿Qué hago para que mi familia se convierta? ¿Cómo hago para ayudarles
a cambiar? Esa es una preocupación muy común en aquel que entra en una
renovación espiritual y quiere cambiar a todos los demás, es muy santo pensar
así. El Señor dice, si estás muy preocupado por la salvación de los tuyos, busca
tu santidad, siendo santo tú y salvarás a toda tu familia. Entonces si estas tan
preocupado, vuélvete santo, eso es lo único que va a cambiarlos, el que no se
vuelve santo no puede ayudar en nada a nadie. Lo único que se soluciona
espiritualmente con beneficios eternos es la santidad. El Señor dice que es
mucho mejor ser santo de la tierra por las buenas que santos en el purgatorio
por las malas, porque al cielo tan solo podemos entrar en santidad, a no ser que
nos queramos ir para el infierno, entonces que estamos esperando, si al cielo
tan solo se puede entrar en santidad, ¿por qué no nos estamos volviendo santos
desde ahora? Entonces lo que pasa es que estamos acampando aquí. El Señor dice,
el hombre peca, pero como esta en la carne y tiene la creación de
entretenimiento, peca y rápidamente se va a esconder del pecado como el gato
esconde el excremento en la caja de arena, se va rápidamente después de pecar a
oír música o llamar por teléfono, comer o quien sabe que para olvidar el daño
que hizo y se entretiene con todo eso. Lo que sucede es que cuando a usted se le
muere la carne, la creación y no se tiene entrenamiento de sus sentidos, mente
racional de todas las cosas de la creación el afecto humano, queda desnudo con
el pecado vivo que tenía escondido como el gato que escondió el excremento y se
vuelve esa fétida materia que usted se convirtió. El Señor dice, si usted quiere
describir quien es y quien sería en este momento si muriera, primero acuerdes de
esto, ninguno de ustedes aquí presente puede levantar la mano y decir que va a
estar vivo hoy a las 12 de la noche. Esta vida no es suya, se la dio Dios. Si
esto es una realidad en su corazón, la pregunta es ¿Está usted listo para
encontrar al Señor si lo llama hoy?, lo que hay que hacer para saber, es cuanto
tenemos nosotros de pies en el purgatorio, yo no estoy hablando del infierno,
ustedes son el pueblo de Dios, no creo que aquí haya ninguna persona con los
pies en el infierno, de pronto si podemos tener algunos de nosotros los pues en
el purgatorio y debemos de pensar en esto. Siéntese usted en presencia del Señor
a meditar al frente del sagrario, siéntese a desnudarse bien y desde cuenta
quien habita dentro de usted, si lo que habita dentro de usted es una persona
llena de miedo, incertidumbre, dudas, depresión, toda clase de resentimiento,
vacíos afectivos, si eso es lo que habita dentro de usted, si usted se muere en
este momento, esa es su alma. Imagínese la penas que usted tienen en el
purgatorio, lleno de incertidumbre, miedo, inseguridad, resentimiento, vacíos
afectivos, esa sería su alma.
Entonces el Señor dice “empiece por sanarse por
dentro” y ¿cómo se empieza? Mire el ejemplo, primero tiene que aprender a sanar
lo que está alrededor suyo por fuera. ¿Cómo se hace? Un ejercicio: Abra el
closet de su casa y mire todo lo que tiene ahí, las cosas que usa póngalas
aparte, las que no usa, mírelas bien y piense si usted es capaz de regalarlas y
se va a dar cuenta del trabajo que le costaría reglar las cosas que no usa.
Porque así de apegado está a ellas, imagínese que muera en ese momento, le
tocaría vivir el purgatorio más increíble por las cosas a las cuales está
apegado en ese closet que usted en ese momento no le pone cuidado pero que en el
purgatorio si le pondría, se va a dar cuenta a donde se podrían ir esas cosas.
Hay gente muy devota que en su casa tiene 30 novenas, 40 rosarios, 50
medallas y no las usa. ¿Qué puede hacer? ¿Porque no las regla? Si regala esos
rosarios, a cada persona que le entregue ese rosario, va a orar por usted porque
se va a acordar que usted se lo regaló y a cada persona que regale una
medallita, se va a acordar que usted se lo regalo, esa persona lo lleva a usted
en el corazón. Esa es la caridad. Hasta en la santidad se mete el diablo, nos
apega hasta a las medallas, las cosas que son de Dios, así de grande y astuto es
el demonio, se nos mete de nuestra fe, espiritualidad y nos volemos
coleccionistas. Esos coleccionistas tienen que vivir un purgatorio pero bien
largo, esa colección es bien dura cuando nosotros dejamos la carne, por eso
tenemos que ser la paloma que vuela sin equipaje al desprenderse del cuerpo.
Usted se puede imaginar que no pueda volar por las 500 medallas del closet y se
creía muy santo, que sudaba agua bendita, resulta que no era así.
El
ejercicio tiene que empezar por sacudirnos el polvo del espíritu y darnos cuenta
donde es que estamos creciendo, nada se gana con volverse tan profundo si no ha
sido capaz de dejar esas cositas pequeñas alrededor. Tiene que empezar por
desocupar su cartera y mirar todas las cosas que tiene ahí que la mayoría no
necesita, el baúl del carro, el closet. Incuso hay personas que viven en la
calle que arrastran cosas que no necesitan, hasta los desplazados tienen
problemas de eso. Es un problema humano, de apegos.
Tenemos que empezar por
devolverle todo al Señor, nada es de nosotros, ni siquiera nuestra vida, el
Señor dice en el evangelio “El que deja todo por seguirme, encontrará la vida
eterna”, no se trata de reglar todo y no querer a nadie para no apegarnos a
ellos. No es eso, podemos tener las cosas que necesitamos y tenerle el amor que
necesitamos tenerle a nuestros seres queridos, tenemos que hacerle como Jesús,
¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? Aquellos que hacen la voluntad de mi
padre. ¿Quién es el esposo de aquella mujer que se casó con 7 hermanos? Ninguno,
ante el Señor todos somos un espíritu y somos iguales, no vamos a ser hombres ni
mujeres ni vamos a estar casados. Los apegos hay que superarlos desde ahora,
esta es una ilusión terminal, va a terminar. El día que ustedes menos piensen,
se acaba esto. Por eso debemos tener los ojos puestos en la eternidad.
El Señor me compara esta vida con una cuerda floja que está extendida
sobre un gran abismo, nosotros caminamos sobre esta cuerda floja y llevamos una
barra en la mano que nos da equilibrio. Esa barra, se llama la fe, la cuerda es
la vida y el abismo es el mundo. Si nosotros caminamos sobre esa cuerda floja y
no colocamos los ojos en Jesús que está frente de nosotros, nos vamos a caer al
abismo. Así lo pongamos en la fe, porque la fe sin amor no sirve para nada
tampoco, la fe tiene que estar centrada en el Señor para que pueda tener valor,
en el amor porque Él es el amor.
El Señor dice “no bajes la guarda”. En el
huerto de los olivos, cuando Jesús le dice a los apóstoles que no duerman porque
caen la tentación, podemos traducir esto como que no nos durmamos en el alma, el
Señor dice, cada que te vayas a acostar, dale gracias al Señor por el día que
viviste y entrégate a morir esa noche, en el Señor, sin darte por aludido que te
vas a despertar, como si te murieras. Cuando te despiertes grita alegría y dale
gracias al Señor que te dio un nuevo día y una nueva oportunidad para reparar
tus pecados. Nunca des por sentado que vas a estar vivo mañana, coloca los ojos
en la muerte para que puedas alcanzar la vida. Aquel que coloca los ojos en la
vida terrenal, lo único que va a encontrar es la muerte. Hay que poner los ojos
en la vida eterna que es Jesús, en esos ojos no nos vamos a caer al abismo.
Hay personas que dicen que creen mucho en Dios pero no tienen los ojos
puestos en Él y se caen, no tienen fortaleza interior. Nunca crean en un
cristiano que este aburrido, que tenga cara de limón, de mal genio. Ese no es
cristiano, el que tiene el espíritu de Dios en el corazón, tiene gozo y alegría,
aunque le estén serruchando una pierna.
Miren a San Ignacio de
Antioquía, hicieron todo lo que pudieron para sacarlo de la cárcel y fue comida
de las bestias, lo tenían que triturar para convertirlo en pan. Cuando llegó al
coliseo romano, corrió a las fauces de los leones para que lo devoraran. Ese día
se convirtieron muchas personas. Nosotros tenemos que tener un corazón alegre.
El Señor me da el ejemplo de lo que es el silencio de la Luz. Muchas de
las experiencias que estoy compartiendo las he convertido en charlas
individuales, doy una charla del silencio de la cruz, es muy larga y profunda,
les voy a dar algunas ideas. El Señor me habló que los seres humanos tienen una
cruz al revés, porque el silencio de la cruz que es esta cruz para arriba,
consta de esto, nosotros tenemos una estación de la cruz que el Señor nos dejó
como enseñanza. Él se encuentra con las mujeres santas de Jerusalén aquel que
debía ser consolado, consoló. Les dijo, no lloren por mí, sino por sus hijos,
por sus pecados. No por mí. El, está consolando.
El silencio de la cruz
es cuando vas a visitar a un enfermo grave en un hospital, están prendidas todas
las máquinas que le están manteniendo su vida temporalmente y usted encuentra
ese rostro iluminado y sonriente, nunca habla de ningún dolor y pregunta cómo
está usted, porque se ve triste. Cuando sale del cuarto, usted sale sanado por
el enfermo que visitó. Es un santo que no se queja de nada y que está viviendo
su dolor en silencio.
En el cuarto de enseguida, está el escándalo de la
cruz, la cruz invertida. Esa persona está con los mismos sufrimientos que el
anterior, misma enfermedad y misma máquinas, pero con un rostro de limón
espantoso. Apenas entra usted, le empieza a contar como le duele todo, como es
que las medicinas no sirven para nada, las enfermeras y los médicos no sirven
para nada. Cuando usted sale de ese cuarto, sale más enfermo que el enfermo.
Hay personas que se sientan a lado suyo, a contarle todos los dolores
con detalles, hay familias que manipulan a toda la familia con un dolor y una
enfermedad. Familias con quiebras económicas, divorcio, problema de empleo y
todo mundo tiene que cargar esta cruz. Mire que el Señor dice esto: Cuando yo
les enseñe en mi vida pública como me debían seguir, yo les dije, tomen su cruz,
cumplan los mandamientos y síganme, yo les daré vida eterna. No les dije, tomen
su cruz, repártanla con todo el mundo y síganme a mí.
El Señor dice,
aprendamos a vivir el silencio de la cruz. Entender que del cielo no viene nada
malo, el cielo no nos manda una enfermedad, nos quita el trabajo, nos trae un
divorcio, no nos trae absolutamente ninguna maldad. Todo lo que nosotros vivimos
en la tierra como es consecuencia del pecado, a no ser que nosotros seamos un
alma víctima escogida por Dios, privilegio inmenso del cielo. La mayoría de
nosotros vivimos las consecuencias de nuestro pecado. Como ejemplo está el
evangelio, el paralítico de la piscina de Vetesta, está esperando cuando el
ángel rehúye las aguas para que lo lancen para allá porque el solo no puede, el
Señor se aparece y lo sana, se va. Se lo encuentra en el templo después y le
dice que sus pecados han sido perdonados, no peques más. Esa enfermedad eran
pecados y así es a todos, el leproso que cura, etc.
Él nos está
enseñando que esas enfermedades vienen como consecuencia de pecados de la
humanidad en general, pero no de Dios. Si nosotros sabemos eso, cuando tengamos
una tripulación muy grande en esta vida, debemos ir con el Señor y decir “Señor,
aquí estoy”, sé que no me mandaste ese cáncer, o cualquier problema que usted
tiene, pero yo te voy a pedir, que si es tu sana voluntad, me sanes, si no, que
se haga tu santa voluntad. Yo sé que tú no me causaste este mal, ten
misericordia de mí. Ese es el silencio de la cruz, antes de ir a repartir este
dolor con toda la gente, hay que entregarle ese dolor al Señor en silencio. Está
bien que nosotros en las comunidades que tenemos, uno tienen el derecho de venir
y pedirle a los santos de la iglesia que ore por nosotros cuando tengamos
problemas para que nos de fortaleza para vivir la prueba en que estamos. No le
venimos a contar todo lo que nos duele, en silencio le decimos, estoy pasando
por una prueba y necesito que oren por mí para no perder mi fe. Esa es la
oración de los santos, no repartiendo la cruz. Nos podemos apoyar en el silencio
de la cruz.
Después aparezco en un lago, con el agua hasta la cintura,
al frente de ese lago, veo una roca dorada muy hermosa, en esa roca yo sabía que
iba a ver al Señor, sabía que no lo podía mirar por el estado de pecado en que
yo me encontraba. Me encuentro en la sorpresa tan grande de verme rodeado por el
enemigo, el ejército del diablo y las almas malditas. El Señor me había hablado
de todo esto, pero yo no había visto al enemigo. El Señor se manifestó a mí, por
medio de mi propia pedagogía, simbología y mi propio lenguaje, nada había ahí
que no fuera conocido para mí. Esto es por el Espíritu Santo, si nosotros
supiéramos el regalo tan grande que es el bautismo, agradeceríamos a Dios todos
los días por estar bautizados, al recibir el bautismo, recibimos la sabiduría
plena de lo que es el cielo, infierno, purgatorio y la diferencia entre el bien
y el mal en este mundo material. Cuando nosotros morimos de esta carne, todo lo
sabemos, nadie nos tiene que explicar nada, el espíritu santo nos da ese
intelecto puro para estar en presencia de Dios. Sabemos que los ángeles son
intelecto puro y nosotros dentro de esta carne, somos un intelecto racional
limitado, cuando salimos de la carne, por el espíritu santo quedamos en este
intelecto puro que nos muestra el estado en el que nos encuentra el alma. Yo
estaba en ese territorio del diablo, los demonios aparecían como seres humanos,
yo sabía que eran demonios. Me imagino que en la simbología de otra persona
pueden aparecer de forma diferente. Tenían en su rostro, los rostros de mi
pecado, tenían el rostro de todas las mujeres con las que forniqué, estaba
representado en cada uno de ellos. Pecados de la violencia, deshonestidad,
resentimiento, toda falta de caridad, todo estaba ahí y en instante lo podía ver
todo. En ese momento empiezo a sentir esa luz que estaba en esa roca tan grande
y el Señor en su misericordia me da esa fuerza para mirar esa roca, yo no podía
mirar por mí mismo, solo quería desaparecerme completamente entre el agua aunque
quedara sumergido en las tinieblas, no importaba, era mi amor propio, mi vanidad
la que me quería hacer correr de Dios a pesar todo lo que había oído y me había
enseñado, todavía no estaba en paz porque seguía en pecado mortal. El Señor me
mostró como yo les empecé a explicar, la iglesia católica, dentro de esa luz tan
impresionantemente hermosa, yo veo que el Señor se empieza a formar como una
persona. Para mí esa fue la relación más grande que yo pude ver, yo no creía que
dios fuera una persona, estaba contaminado con todo lo que yo aprendí del
esoterismo, orientalismo y todo esto. Como estaba yo de equivocado, se me
aparece el Señor como persona, una persona como nosotros en su divinidad.
Les podía da un millón de explicaciones para lo que yo veo, pero lo
mejor que les puedo decir es que no hay una persona más hermosa, no es una
creatura, es Dios mismo que se hizo hombre que tomó ese cuerpo perfecto. En su
divinidad, en esa luz esplendorosa es como se me presenta, no creo que yo haya
podido ver ni la más mínima parte de esa majestuosa presencia de Dios porque por
misericordia me dejó ver algo de eso, por mi estado de pecado. Solo porque
seguramente Él tenía esta misión para mí.
Yo veo al Señor y se me forma
una persona con un traje de luz, la cosa más increíble, un rostro que no tenía
edad pero al mismo tiempo tenía todas las edades, podía ver al niño al joven al
adulto y todo estaba en Él. Lo único que yo veía como si estuviera afuera era
ese infierno donde estaba parado. El Señor en medio de toda esta increíble
misericordia me mira y me habla de la iglesia, me llama y me dice ¿por qué estas
parado ahí si yo te di todas las armas para defenderte de eso que estás viendo?
Y me mostró la iglesia, me dijo que a los 14 años, yo por soberbia, orgullo,
pretensión, dije que no necesitaba más confesarme con un sacerdote porque no
necesitaba intermediarios para ir a Dios, empecé a ir a la iglesia a comulgar
sin confesarme. El Señor me mostró aquel al que se le ha dado un sacramento como
el de la reconciliación y un don tan grande como el de la eucaristía, comete el
sacrilegio más horrible si no ha seguido en curso los sacramentos que yo le di.
Me dice, si yo no hubiera escogido al intermediario, no hubiera nombrado a los
12 apóstoles y tampoco hubiera nacido de la virgen María, hubiera podido llegar
como el hijo de la Trinidad y decirles “Yo soy Jesús, les voy a abrir la puerta
del cielo, les voy a enseñar el camino para encontrar la santidad y los voy a
liberar del diablo” se hubiera podido quedar en la tierra 200 años enseñándonos,
pero esa no fue la voluntad del Padre, el padre quiso que Él se hiciera hombre
como nosotros y que en obediencia a esa humanidad, viviera el dolor del hombre
para mostrarnos como superar ese dolor y como morir al pecado para que nosotros
alcanzáramos la entrada a la puerta al cielo a través de la cruz. Por eso se
habla de que la puerta del cielo está hecha, porque es la cruz. Nadie quiere
sangre, dolor, humillaciones, desprecio como el que recibió Jesús en la cruz.
Por eso es tan difícil caminar hacia la puerta del cielo que es tan estrecha.
Nadie que no conozca la cruz podrá llegar al cielo.
Si nosotros hemos
sido dado esta vida cristiana, tenemos que cristificarnos, cada uno de nosotros
somos llamados a ser Cristos, de lo contrario no podremos ganar la vida eterna.
Esa es la condición de la salvación, el que cree en Cristo se cristifica y se
convierte en un Cristo, es el único camino a Dios. San Pablo dice “en mi se
completa lo que falta de completarse en el cuerpo místico del Señor”. Cada uno
de nosotros somos una célula del cuerpo místico de Cristo, cada vez que pecamos
disminuimos ese cuerpo místico y cada vez que estamos en gracia, lo aumentamos.
Depende de nosotros que el cuerpo del Señor crezca o disminuya. San Juan
Bautista decía “Yo lo anuncié, tengo que disminuir para que el aumente”, eso es
lo que nosotros debemos de hacer, bajarle el volumen a nuestra humanidad,
bajarle el volumen a todo lo que somos nosotros para que el Señor pueda crecer
en nosotros. El me muestra ese sacramento de la confesión en esta forma, Él me
dice “yo le dije a Pedro que todo lo que quedara atado en la tierra, quedará
atado en el cielo y todo lo que desatara en la tierra quedaría desatado en el
cielo”, le dio las llaves del cielo. También le dijo a los apóstoles que fueran
a proclamar su reino y a todos los que le perdonaran los pecados les quedarían
perdonados y los que los retuvieran quedarían retenidos. Ese es el sacramento de
la reconciliación que esta revelado en las escrituras y no nos dejemos de
engañar de nadie. El intermediario es intermediario por gracia de Dios. El
regalo más grande que tiene el católico es antes de la eucaristía que es el
supremo regalo, pero para poder llegar a esta es la reconciliación.
Satanás es el rey y templo del orgullo y lo único que tumba el diablo es
la humildad. El acto de humildad que existe en la iglesia católica es que un
hombre se atreva a arrollidarse ante otro hombre y confesar sus pecados, eso
derrota hasta al último demonio gigante del infierno. Satanás no resiste que un
hombre haga esto, por eso el Señor escogió el intermediario.
Jesús le
hablaba en parábolas a las multitudes y los apóstoles preguntaron qué porque
hablaba en parábolas y Él dijo que para que no entendieran, a los apóstoles si
les explicaba. Él sabía que los apóstoles le explicarían a aquellos que no
entendieran. LA pedagogía divina es que a unos no les dice claro y a otros si
para usarnos como intermediarios, para salvarnos por intermedio de nuestra
propia humanidad. Quiere que lleguemos a Él de esta forma, con nuestras propias
manos, pies, carne, miseria, etc.
El Señor me muestra esa reconciliación
y me dice “tu estas atado al frente del cielo y atado en la tierra porque no has
sido reconciliado por el sacramento que te di, por intermedio de ese sacerdote a
quien consideraste absurdo” Me compara a ese sacerdote con un leproso que viene
a entregarte un diamante y me dice “usted es capaz de conseguir un trapo y coger
ese diamante y limpiarlo bien para no infectarse, pero no a rechazar el
diamante, eso es lo mismo con un sacerdote que se encuentra en pecado o que sea
una persona de mala reputación. Usted va y se confiesa con Él y está sangrando
por sus heridas porque son inmundas del pecado, pero usted va a coger ese
diamante que se llama Espíritu Santo. No importa el pecado del sacerdote, el
sacerdote será sacerdote hasta en el infierno, nunca dejará de serlo, tiene la
unción sacerdotal de perdonar pecados sin importar en el estado en que se
encuentre” Hay muchos católicos que tienen el escrúpulo de ir a buscar
sacerdotes santos para confesarse y con eso no solamente falta la caridad con el
clero si no también, está entrando en pretensión y ya de por si cuando se va a
confesar esta cometiendo un pecado.
Está bien que busquen los Santos
para que te guíen espiritualmente y te den consejos, pero cuando se trate del
sacramento de la reconciliación, acuérdate que no es el hombre que te perdona,
si no el Espíritu Santo. Qué tal que te estuvieras muriendo y llega ese
sacerdote que no consideras digno de tu confesión.
El Señor me dice que
al confesarse uno, lleva al demonio a la cárcel, por eso yo cuando me confesé
después de mi conversión, sentía que estaba metiendo al demonio a la cárcel. El
Señor dice “el ejército del diablo es el guardián del vicio del pecado y el
ejército de Dios el guardián de las virtudes” cuando estamos en pecado mortal,
estamos alineados con el ejército de la desobediencia, el principado del Diablo.
El principado de Dios es la obediencia. El Señor me dice que eso lo perdí yo,
porque estaba en la desobediencia y en presencia del Señor con el ejército de la
desobediencia.
El primer desobediente fue satanás, que se rebeló y lo
echaron del cielo junto con todos los desobedientes que lo siguieron a Él.
Cuando usted es desobediente, te alineas con Él. Por eso debemos de vivir en la
obediencia.
El alma es invisible, también es invisible el misterio de la
transustanciación, nosotros vemos el pan y el vino pero no podemos ver la sangre
y cuerpo de cristo ahí pero ahí están.
Cuando nosotros nos confesamos
nos desatamos de las cadenas del diablo, si estuvieras encadenado en esta carne
por mucho tiempo y te quitan las cadenas, te quedan heridas en la piel, se tarda
un tiempo en curar. Es como cuando haces un viaje en barco muy largo y cuando te
bajas sientes que sigues en el barco por varios días. Lo mismo pasa cuando
confiesas pecados mortales, todavía siente el peso de ese pecado porque tiene el
alma herida. ¿Cómo se cura la piel del alma que es invisible? Con la
invisibilidad del misterio de la transustanciación que es la eucaristía que es
el cuerpo y la sangre de cristo, que vienen a reparar esa alma herida. Por eso
el Señor dice “Entre más en gracia te mantengas y más comunión recibas, más se
repara en tu alma las huellas que dejaron las cadenas de satanás por el pecado”.
Esas huellas de esas heridas son las que se deben de curar en el purgatorio si
no se curan aquí. Porque el purgatorio es como un hospital de soldados de cristo
heridos, no podemos entrar hasta que no estemos perfectamente sanos para poder
caminar a la gloria celestial, a reportarnos a nuestro rey.
El Señor dice
entonces entendamos que la reparación comienza cuando nosotros nos arrepentimos
de verdad y no pecamos más, el alma empieza a sanar con esa eucaristía, entre
más la recibamos. El dolor más grande de un católico cuando se muere es darse
cuenta de todas las gracias que desperdició por no ir a comulgar cuantas veces
pudo. Imagínese que usted está en su casa por la mañana escuchando el radio,
viendo novelas, haciendo cualquier clase de cosas porque tiene que ir a
trabajar, sabiendo que si hubiera ahorrado tiempo, hubiera podido ir a la misa
cerca de su casa donde el rey del cielo personalmente viene a traerle su propio
cuerpo y si propia sangre. Si usted pudiera comulgar todos los días, tendría la
fortaleza para defenderse del diablo durante ese día y además, esa eucaristía
dentro de usted como sagrario, le puede ayudar a salvar muchas almas en el
camino, porque lo va a inspirar, va a orar por los demás, interceder, pedir
perdón, muchas cosas santas por la presencia de la eucaristía. Por eso hay
tantas almas católicas en el purgatorio sufriendo por ese desperdicio de gracias
que vivieron, como también hay muchas almas en la iglesia, pagando los pecados
de irreverencia a ella. Cuando entramos a la iglesia, estamos entrando
directamente al cielo.
Tengo una enseñanza que el Señor me inspiró que se
llama “La experiencia mística de la eucaristía” es todo lo que sucede en la misa
que no podemos ver, si nosotros supiéramos todo eso, entraríamos de rodillas al
templo y nos quedaríamos ahí hasta que saliéramos. Estamos en presencia del rey
y de toda la corte celestial, cuando se lee la palabra de Dios, viene el
profeta, viene el apóstol en persona a leer la palabra, el favorito robo de
satanás al católico, es robarle la palabra de Dios. La mayoría de los católicos
que se entrevistan saliendo de la iglesia, no se acuerdan de quien era el
evangelio que leyeron. Si se les roba el verbo, entonces, cuando se hace carne
(la eucaristía), no recibe la misma cantidad de gracia que si hubiera escuchado
el verbo antes de hacerse carne. Por eso es que los robos que hay en la iglesia
del diablo, son inmensos para aquellos que no están completamente centrados en
la devoción y la reverencia de la presencia de Dios en la iglesia, por eso se
elevan y no se acuerdan de la palabra de Dios, y la eucaristía es una eucaristía
desnutrida porque no ha encontrado el verbo y la carne es muy débil.
Después de esto el Señor me muestra esto. El Señor como veía todo, yo
veía un océano de pureza y lo pueden comparar con esto, si te acuestas en el
pasto que está perfectamente bien cortado, se ve un océano verde, pero si te
enfocas en las hojas, se ve un millón de hojas. Lo mismo me pasó viendo ese
océano de pureza que yo veía en Jesús, era el cielo, y ese océano de pureza eran
espíritus de Dios y cuando detalle, venía millones e incontables espíritus.
Notaba cuales eran los espíritus que habían sido creado puros, que nosotros
llamamos ángeles cuando vienen de mensajeros a nosotros, y también notaba cuales
habían sido purificados, que nosotros llamamos santos.
Una creatura más
hermosa de las creaturas, la virgen María, de ese océano de pureza veo yo una
persona, cuando ustedes miran la llama de una vela y están orando, a veces
nosotros tenemos experiencias místicas con la llama y parecemos ver la presencia
de un ángel o la virgen y a muchas personas les pasa esto y eso más o menos fue
lo que me empezó a pasar a mi mirando a ese océano de pureza que estaba yo
viendo, ahí vi una llama azul y blanca muy hermosa y me encuentro a la virgen
María, me doy cuenta que había vivido una orfandad espiritual toda mi vida desde
que me fui de la iglesia. Yo no sabía quién era María ni la conocía porque había
abandonado mi iglesia, no sabía que tenía un gran vacío en mí que era un vacío
maternal y en ese momento se me lleno y sentí la alegría más increíble y me di
cuenta que estaba en medio de su vientre, me comunicaba a ella por intermedio de
un cordón umbilical espiritual y por intermedio de ese cordón, todo lo que salía
de mi a Jesús se iba por intermedio de ella y a la inversa, era como una puerta
perfecta y me sentía como si fuera a nacer al Señor desde ella. En ese momento
me entró el pánico y la vergüenza, sentía como si fuera a ser abortado del
vientre de ella por el territorio en el que estaba parado y ella en la misma
manera del Señor que tenía una misericordia tan grande por mi vergüenza, me
mostró que ella nunca me abandonó y que nunca me iba a dejar de salir de su
vientre y que todos nosotros somos sus hijos, estamos en su vientre y su mayor
preocupación es perder uno de esos hijos del vientre, ella siempre que todos
nazcan pero desafortunadamente muchos nacen muertos. Me mostraba la misericordia
y me hablaba tanto de lo que era la oración, devoción, el rosario, todo esto.
Les voy a explicar algunas cosas, la madre me muestra que la oración
empieza en este momento, cuando usted decide orar, en ese momento se ilumina
como una antorcha y queda en presencia de todo el cielo. Esa antorcha, tiene un
combustible, la devoción que uno practica cunado decide orar. El acto más grande
hacia a Dios es cuando siente esa necesidad de orar, entonces se ilumina y para
mantener esa antorcha prendida, uno de los grandes combustibles, es el rosario.
Es una de las torturas más grandes a Satanás, como
Si quieres
consultar la conferencia en audio lo puedes hacer
aquí:
http://www.youtube.com/watch?v=hj4iU4Wwqkc
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