En el que es y será el insuperable texto místico de la Historia de la Literatura Universal, no podemos partir de una lectura parcial y falseada como ha sido llevada a cabo con el poema de Cántico Espiritual, sino de una lectura integradora donde se ha de interrelacionar el verso con la prosa, tal y como lo concibió San Juan de la Cruz en 1584. Sólo desde esta perspectiva integradora es como se percibe el valor teológico y literario de Cántico Espiritual. Huimos así, de las interpretaciones laicistas,relativistas, hipersecularizantes y eclécticas, que tan sólo se centran en una lectura falseada y anticristiana-católica del simbolismo erótico del poema, y olvidan, intencionadamente, el simbolismo místico-cristiano de Cántico Espiritual, y lo que significa y diferencia la mística cristiana católica de otras como la budista, la hinduista o la sufista.
Así, por ejemplo, el budismo simplemente se estanca en una iluminación cosmogónica, pero no es una iluminación como la del Dios personal del Cristianismo, que se revela y alumbra como realidad autovaliosa en su misterio: “La entrega personal a Dios, no es un mero estar “llevados” sino un activo y positivo “ir” desde nosotros mismos a Dios. Es el acceso incoado del hombre a Dios: es Dios mismo quien por ser “pre-tensión”, nos arrastra desde Él hacia Él, sépalo o no lo sepa, quiéralo o no lo quiera. Pero tratándose del acceso plenario, esto es, de nuestra entrega a Dios, somos nosotros quienes vamos; por tanto, somos nosotros desde nosotros mismos, quienes damos nuestra entrega. La entrega es donación.”[1]
Para el budismo, el nirvana total, la iluminación, se alcanza por medio de la muerte. Ello no sucede en la mística cristiana, que es una experiencia directa de la esencia divina por parte del hombre total. Esta experiencia iluminativa para el budismo es aniquiladora del hombre total, ya que la luz del nirvana lo envuelve, lo absorbe. Por contra, en la mística cristiana católica, tal y como se comprueba en San Juan de la Cruz o en Santa Teresa de Jesús, lo que se busca es una unión personal y creadora entre Dios y el hombre: este la esencia mística del Cristianismo católico. Dios y el hombre, pues, no quedan imprecisos y esfumados como sucede en la mística hinduista y en la iluminación budista. El esfuerzo espiritual, alcanza su verdadera meta, Dios, y no cae en el vacío aniquilamiento cósmico del nirvana.
Ello lo podemos comprobar en el proceso místico de Cántico Espiritual, que estructuralmente es el que sigue:[2]
Canciones 1-4: exposición de los trabajos de mortificación y meditación discursiva (Vía Purgativa).
Canciones 4-12: búsqueda intensa del Amado (Vía Iluminativa).
Canciones 13-21: descripción de la Vía Unitiva hasta el desposorio espiritual.
Canciones 22-35: exposición del matrimonio espiritual
Canciones 35-40: análisis de la unión beatífica.
San Juan de la Cruz, de forma pedagógica y didáctica, emplea tanto el texto poético como toda la simbología alegórica de la prosa, con sus respectivas imágenes para de forma sencilla, explicarnos , aclararnos, por medio de “glosar en imágenes”, las tres vías místicas queconducen al matrimonio espiritual: a) la vía purgativa(es el estado de los principiantes, el ansia amorosa);b) la vía iluminativa(es el estado de los aprovechados, el encuentro feliz); c) y la vía unitiva(es el estado de los perfectos, la unión deleitosa).[3]
Para hacer viable esto, se ha tenido muy en cuenta la intención de San Juan de la Cruz: comunicar susexperiencias místicas a través de un género mixto: la glosa de un poema simbólico en prosa doctrinal.[4]En la glosa y el verso, en las imágenes fundamentadas en la glosa y en el poema, serecogen la emoción y todo el simbolismo de la alegoría simbólica de Cántico Espiritual que tiene forma de representación escénica, es decir, que se nos representa como una escenificación mística. De ahí el carácter dramático[5] o escénico teatral de Cántico Espiritual.
Los rasgos dramáticos formalmente se observan en los cinco coloquios de la Esposa, por los tres del Esposo, y tan sólo una vez, hablan las criaturas (canción 5ª) para dar noticias del paso del Esposo y de su mirada embellecedora de toda la naturaleza y del Alma.
En la escenificación de Cántico Espiritual, se nos transmite toda una tensión vital y espiritual. Como obra dramática, esta glosa pastoril a lo divino, posee un argumento bien tramado sobre la experiencia mística cristiana. Va más allá de un relato sobre un momento inolvidable de una plenitud amorosa, ya que es la descripción del proceso místico hacia el encuentro de la persona humana con Dios que se concibe como “reiterada” consumación en el amor del alma con Dios:
Los versillos siguientes declaran el modo de subir por la senda al montede perfección, y dan aviso para no ir por los dos caminos torcidos:
Para venir a gustarlo todo,
no quieras tener gusto en nada.
Para venir a saberlo todo,
no quieras saber algo en nada.
Para venir a poseerlo todo,
no quieras poseer algo en nada.
Para venir a serlo todo,
no quieras ser algo en nada.
Para venir a lo que no gustas,
has de ir por donde no gustas.
Para venir a lo que no sabes,
as de ir por donde no sabes.
Para venir a poseer lo que no posees,
as de ir por donde no posees.
Para venir a lo que no eres,
as de ir por donde no eres.
Quando reparas en algo
dexas de arrojarte al todo.
Para venir del todo al todo,
as de dejarte del todo en todo.
Y quando lo vengas del todo a tener,
as de tenerlo sin nada querer.[6]
(Extracto del artículo-ensayo: El relativismo antimístico de la nada
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